Tribuna Económica

Rogelio / velasco

El petróleo ayuda a salir de la crisis

ENTRE junio de este año y los primeros días de diciembre, el precio del petróleo ha bajado un 40%. Para encontrar una reducción tan pronunciada en tan poco tiempo, hay que remontarse a mediados de la década de los ochenta. Las causas que la provocaron entonces fueron, de un lado, la fuerte reducción del consumo de petróleo, como consecuencia de las medidas de ahorro que llevaron a cabo los países occidentales. De otro, la irrupción en el mercado de importantes productores -especialmente el Reino Unido y México- provocó un exceso de oferta.

La rápida caída del precio durante este año, se debe, sobre todo, al exceso de oferta a nivel mundial. Tanto EEUU como Canadá -y también otros países- están consiguiendo petróleo y gas de fuentes no convencionales, de forma cada vez más eficiente y barata. En la actualidad, más de la mitad del petróleo producido procede de países que no pertenecen a la OPEP. Además, la producción en Libia está recuperando los niveles anteriores a los conflictos internos.

El lado de la demanda también está contribuyendo. La inesperada debilidad económica de la zona euro, Japón y China, está reduciendo significativamente el consumo. El precio podría haberse estabilizado a niveles más elevados, si la OPEP hubiese reducido su producción. Pero no lo ha hecho, especialmente Arabia Saudí, que ha hecho pública su negativa. Esta negativa tiene una racionalidad. Los saudíes esperan que, manteniendo el precio bajo durante un periodo de tiempo no muy prolongado, muchos de los nuevos entrantes en el sector -los productores de Norteamérica- tendrán que paralizar su producción al no ser rentable a precios tan bajos.

¿Qué ocurrirá los próximos meses? A nivel mundial, la diferencia entre producción efectiva y la demanda es tan reducida, que resulta muy difícil prever los precios. Pero si la reducción es duradera en el tiempo, podemos realizar algunas previsiones. La caída del 40% en el precio, representa un enorme trasvase de recursos de los países productores al resto del mundo, con lo que es posible prever un aumento de la demanda y el crecimiento mundiales. Es más que probable que la tasa de inflación se reduzca aún más, generando mayores tensiones deflacionistas, aunque algunos países pueden verse tentados a elevar los impuestos sobre los carburantes para reducir el déficit público. La estabilidad política de países muy sensibles como Venezuela, Rusia e Irán estará en peligro.

España, como el resto de la zona euro, se va a beneficiar de esta reducción del precio del crudo. El próximo año importaríamos petróleo por valor de 38.600 millones de euros. Al nuevo precio de unos 57 euros el barril, el ahorro sería de unos 10.600 millones, el 1% del PIB. Este escenario va a representar un notable desahogo para la balanza de pagos, permitiendo un crecimiento mayor sin que se vuelva a incurrir en déficit exterior. Ayudará además la reciente depreciación del euro respecto del dólar, que harán más competitivas nuestras exportaciones fuera de la zona euro.

Siempre que la bajada del petróleo se deba a un exceso de oferta y no a la debilidad de la demanda, la noticia será positiva. Las previsiones para nuestra economía durante el próximo año mejoran.

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