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Cruz Alzada

Juan / Moya / Gómez

Una pica contra la desacralización

COMO sabrán, la Hermandad del Valle ha sido noticia la semana pasada no sólo por el esplendoroso besamanos de su Dolorosa. La anunciada interpretación a guitarra de la marcha dedicada a su titular en un concierto, no terminó de agradar a determinados integrantes de su junta de gobierno, quienes de forma sutil y diplomática mediaron para que al final no se tocara.

La polémica surgió no por parte del organizador del evento, cofrade a la antigua usanza que supo recoger con elegancia el guante que se le había lanzado, sino por el autor de la adaptación y por determinadas personas, que pusieron el grito en el cielo cuestionando públicamente si tan dañino era el hecho como para que hubiera tenido que dar lugar a una (inexistente) censura inquisidora.

Pues miren ustedes, quizás no, pero debe servirnos el debate suscitado para ir más allá, intentando poner un poco de cordura en el mal uso que actualmente se le da al patrimonio inmaterial de las hermandades, recordándole a esta sociedad del "no pasa nada", que diría el maestro Burgos, que las marchas procesionales tienen un fin concreto y que son algo más que meras composiciones musicales, del mismo modo que las imágenes son mucho más que maderas policromadas. Nunca está de más que, en la desacralización que vivimos, una Hermandad alce la voz para proteger su patrimonio inmaterial. Porque ¿saben ustedes qué ocurre? Que si dejamos pasar estas cándidas e intrascendentales ocasiones, corremos el riesgo de perder fuerza para denunciar cuando el uso se vuelve más transgresor e intencionado. ¿O no se acuerdan del espectáculo de hace un año en la iglesia del Cerro, cuando un bailarín se desnudaba al son de esta misma marcha? ¿O no les da a ustedes las siete cosas cuando, en eventos catetiles, se arranca la charanga de turno con Virgen de las Aguas o Pasan los Campanilleros? Si van a internet podrán apreciar todo un surtido variado de despropósitos y atropellos, que estamos permitiendo al callarnos cuando quizás no deberíamos hacerlo.

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