Buena es la impresión que ha sacado del plantel bético Quique Setién. Al menos es lo que declaraba ayer en Montecastillo. Era su primera comparecencia pública tras su presentación y el cántabro ha lanzado un discurso que sirve para multiplicar la ilusión del muy ilusionado beticismo. Ha puntualizado cuestiones y lo cierto es que puede asegurarse una sintonía con la grada, siempre con permiso de los resultados, claro.

Decía el competentísimo Vicente Cantatore que prometer es de mentirosos. Eso es así, pues la nómina de técnicos que hasta ganaban ligas en pretemporada es larga como una noche de insomnio. Setién no ha prometido, sino que ha piropeado a la plantilla, por lo que da la impresión de que su día a día en el vestuario puede acarrear mucho positivismo en el Real Betis Balompié. Le ha dado calor a Rubén Castro, el mejor goleador que ha vestido la verde, blanca y verde.

Creo que en la encrucijada que le amenaza, lo mejor era darle el calor que merece por cada gol que marcó bajo pabellón verdiblanco. El canario debía sentirse arropado por el club mientras lo que le rodea sea sólo suposiciones. Setién, además, le ha alabado por su profesionalidad, algo que se constata con su integración en los entrenamientos. No obstante, confirmado su adiós rumbo a la aventura oriental es bueno que haya sido por su gusto y no por decisión del club..

Ítem más. Tras los piropos a Rubén, los que le ha dedicado a futbolistas que él creía de menor nivel del que tienen. Aquí se ha apelado habitualmente a la falta de compromiso en momentos muy puntuales y creo que para este inminente ejercicio se han puesto los medios necesarios como para que el compromiso no falte un solo día a lista. Favorable impresión la del primer discurso de Setién. Sólo falta rematar el puzle que para el Betis es, cada verano, confeccionar el plantel.