DE POCO UN TODO

Enrique / García-Máiquez

Me pongo un lazo

ADORNO se preguntó si era posible escribir poesía después de Auschwitz. A pesar de su imponente prestigio y de la literatura que ha generado, aquélla fue una pregunta precipitada… y optimista. Tomando Auschwitz como símbolo de la barbarie y mirando alrededor, la pregunta correcta sería: ¿se puede escribir poesía mientras Auschwitz?

El valor de cada vida humana es inconmensurable, de modo que cuando ETA asesina a Luis Conde estamos todavía en un campo de exterminio. Y cuando un nasciturus es abortado, también. Con el aborto el parecido resulta inquietante, tanto por los métodos industriales como por la cobertura legal y los motivos eugenésicos (el número de niños con síndrome de Down que nacen en España ha descendido brutalmente) o discriminatorios (en muchos países se aborta a las niñas por serlo). Nadie piense que con esto relativizo el horror del nazismo, que por otra parte incluía, desde luego, el propio aborto y la eutanasia, a través de la Aktion T4.

Pero el aborto es lo que nos cuestiona aquí y ahora. Por eso, para oponernos, se deben hacer artículos y novelas y poemas y pintadas, si no quedara otro remedio. Las armas que uno tiene en una democracia son, a fin de cuentas, la palabra y la razón, y de vez en cuando, el voto.

Como ven, me ha resultado muy fácil contestar a si se puede escribir. En realidad, la pregunta complicada es ésta: ¿puede escribirse de otra cosa mientras se realizan 100.000 abortos al año en España? De nuevo, sí, creo, por dos razones. Primero, porque es la única forma de que te lean. Si yo, semana tras semana, escribiese sólo contra el aborto, como me pide la conciencia, terminaría agotando al respetable y hasta al propio periódico, a pesar de su inmenso respeto por mi libertad de expresión. Para poder rebelarme cada cierto tiempo, tengo que ser un columnista variado y -en la medida de mis posibilidades- divertido.

Y en segundo lugar, porque, si se trata de defender la vida, nada más lógico que amarla con locura en todos sus extremos. Aunque el mundo esté como para cubrirse de ceniza, no podemos ser cenizos. Vivir es una apasionante aventura inagotable que, por muchas que sean las dificultades, entusiasma.

Mientras me salgan, yo seguiré escribiendo poemas y artículos y lo que pueda sobre lo que se presente, desde lo más frívolo a lo más grave. Pero, igual que contra ETA nos ponemos un lazo azul y eso significa que, estemos donde estemos, estamos siempre contra el terrorismo, pongan ustedes un lazo negro a todo lo que firmo. El aborto es una herida abierta de la sociedad y mía -que a veces me cubro y otras no-, pero que llevo en carne viva.

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