Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Los precedentes juegan muy a favor

NOCHE grande en Nervión, una más. De nuevo, la competición que se siente como propia y frente a un equipo alemán. Le da muy buenas vibraciones al Sevilla contender con un rival germano, ya que la historia más reciente habla con elocuencia de forma muy favorable para él. Nada que ver con aquello de Kaiserslautern de hace más de treinta años, pero que nada que ver, como nada que ver tiene este Sevilla con aquel que patroneaba Cardo.

Además, la luminosa historia del último decenio arranca también frente a un equipo teutón. Fue la noche del jueves de Feria de 2006 cuando un misil tierra-tierra del recordado Antonio Puerta le abría las puertas de la gloria al Sevilla. Aquel zurdazo en el alargue del malogrado héroe joven fue la llave para que el Sevilla cambiase de ubicación y, sobre todo, de estatus. Aquel tiro, preciso y precioso, de Puerta viene hoy a colación por una semejanza de connotaciones.

Entonces fue el Schalke la víctima y hoy aparece por la bocana de vestuarios nervionense un alemán de pasado más glorioso que el presente. El Borussia Möenchengladbach, Gladbach para los amigos, al otro lado del campo para un partido que tiene carácter de final. Ya se sabe que tras esta final deberían venir más finales, pero sólo nos incumbe esto de hoy, que es una cita no sólo con la historia más joven, sino también, lo más importante, con la ilusión.

No encajar es la premisa para desdramatizar la vuelta en Alemania. No encajar y seguir manteniendo el carácter de bastión para un rodeo que permanece incólume desde la derrota con el Betis. Nervión se ha convertido en fortín tras cerca de un año sin el amargo cáliz de la derrota y así se presume que continúe ante el Gladbach. Eso y lo bien que se le dieron al gran Sevilla las colisiones teutónicas dan pie al optimismo, mucho pie para sacarle fruto a tan querida competición.

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