CÓMO salgo del charco, se preguntaría Rafa Benítez tras no haber sido concluyente sobre la categoría de astro supremo del ciudadano Cristiano Ronaldo. Fue una metedura de pata en toda regla según la normativa vigente de cuanto rodea al Real Madrid en general y a Cristiano, a sus pompas y sus obras, en particular. ¿Cómo pudo el flamante entrenador dejar alguna duda sobre su condición de astro principal en la galaxia Fútbol?

Pero el buen hombre, tras decir cáspita, volvió grupas para poner las cosas en su sitio y a Cristiano en ese pedestal sin el cual no puede vivir. Sin nadie que le preguntase, Rafa Benítez, ese técnico que hizo el milagro de llevar a Valencia dos Ligas y de devolver al Liverpool las ganas de vivir, se apresuró a declarar urbi et orbi al portugués como mejor futbolista del mundo. Y de todo esto se desprende que el grado de autoridad de Benítez en la corte de Florentino no es muy allá.

Debe ser complicado manejarse en esa nube de estrellas tan pagadas de sí mismas. Y no da la impresión de que Rafa Benítez ande cómodo entre ellas, con tanto foco y tanto espacio mediático. Desmesurado espacio, pues no hay un solo día que los telediarios abran con algo que no sea Real Madrid en general y Cristiano en particular. Ahí han encallado los nombres más rutilantes del escalafón y a Benítez puede pasarle con más facilidad, pues donde hay confianza...

Un reputado compañero escribía ayer que ve a Benítez con una pastilla de jabón en cada pie, una que se llama Florentino y otra que atiende por Cristiano. Y así resulta difícil mantener el equilibrio por un día a día tan exigente como el del Realísimo. Además, como en su día Del Bosque, Rafa es de la casa y ya se sabe eso de que donde hay confianza, las cosas no suelen ser como deben. Lo que sí parece confirmarse es que Benítez no cuestionará jamás la supremacia del de Madeira.