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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

PASA LA VIDA

Juan Luis Pavón

Este recorte sí es saludable

EN el paso de Educación Primaria a Secundaria, uno de los vacíos por remediar es la falta de continuidad para incardinar la alimentación saludable en el día a día de los niños que se convierten en adolescentes. Por supuesto, en un centro educativo son más importantes la biblioteca y los laboratorios que el ambigú. Pero ¿no merece un suspenso la dieta para el recreo, en las antípodas de la ligada a los comedores, cuando la única opción son productos que causan obesidad e incorporan componentes saturados en grasas, sales y azúcares, como las chucherías, las bollerías, los refrescos y los embutidos? Es rendirle culto a la obesidad desde el interior de edificios consagrados al aprendizaje de buenos valores. El cerebro y el estómago deben ir por el mismo camino.

Ni los presuntos liberales del PP andaluz que ahora rinden pleitesía a Esperanza Aguirre, ni los presuntos progres de la Junta de Andalucía, han salido a la palestra para hacer suya la campaña contra la obesidad decretada por el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg. En la ciudad más emblemática del consumismo libérrimo, hasta los políticos multimillonarios como Bloomberg se han percatado de que ya no podían tolerar por más tiempo la manga ancha hacia formatos de comida y bebida que inducen a inflarse en exceso. Allí, a la diabetes ya le llaman epidemia. Y ha prohibido el uso de vasos grandes para servir refrescos azucarados. En paralelo, miles de permisos fueron otorgados para la venta de frutas y verduras en las calles, limitando la distribución de snacks en lugares públicos.

Las asociaciones de padres han de reflexionar si merece la pena pasar un kilo, y someterse a la fuerza de la costumbre, o influir en la dirección de los colegios e institutos para que el concesionario del ambigú introduzca la dieta mediterránea que se enseña en los libros de texto y en los ambulatorios. Más aún cuando los norteamericanos dan un giro radical a los métodos por los que se engatusa el paladar de los adolescentes.

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