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Punto de vista

José Ramón del Río

jdel35@hotmail.com

La reforma constitucional

Nacida del acuerdo, la Constitución podría muy bien durarnos otros tantos años, sin más que reformas parciales

El próximo 29 de diciembre nuestra Constitución cumplirá 38 años y es la más longeva de todas las que hemos tenido. Nacida del acuerdo, siempre tan difícil de alcanzar entre los españoles, podría muy bien durarnos otros tantos años, sin más que reformas parciales para acomodarlas al signo de los tiempos. Pero como algunos políticos han vendido la idea de que muchos de nuestros problemas actuales se resolverían con la reforma constitucional, como si las leyes por sí solas nos hicieran más justos y benéficos, las encuestas dicen que casi el 60% de los encuestados consideran que la reforma es necesaria y que debe acometerse cuanto antes. El Gobierno, al que corresponde la iniciativa, pretende que todos los partidos se pongan de acuerdo en lo que se quiere cambiar y también en lo que se quiere preservar y adelanta que -así lo ha expresado Rajoy- la unidad de España, la soberanía nacional, que reside en todo el pueblo, la igualdad de los españoles en derechos, la pertenencia a Europa y los pilares básicos del Estado de bienestar no deben ser objeto de reforma. Otras cuestiones como medidas de regeneración, regulación de lobbies y eliminación de aforamientos pueden acometerse sin necesidad de reformas.

El problema estriba en que mientras que el PP y C's se conforman con reformas parciales, Podemos exige un cambio radical con nuevo articulado que supondría volverla del revés. En cuanto al PSOE, con el que el PP debe contar como partido constitucionalista, ayuda poco, porque mantiene una postura vacilante en lo que respecta al derecho a decidir. La tesis oficial, que nunca han explicado bien, es la de la declaración de Granada del Estado federal. Pero los socialistas vascos han pactado con el PNV, a espaldas de la gestora, aceptar el derecho a decidir y mientras que le niegan el concepto de nación a Cataluña, lo dan por bueno en el País Vasco. Encima apoyan a los nacionalistas para que se derogue la facultad de Tribunal Constitucional de suspender a cargos públicos desobedientes y presentar recurso previo de inconstitucionalidad en las reformas de estatutos de autonomía. Por si fuere poco, el ex presidente Aznar le muestra al actual, Rajoy, su desencanto con su política y deja la presidencia de honor, aunque no la militancia. Pero esta salida (para mí, de tono) merece un comentario aparte.

Otra vez el choque de trenes, porque el PP con su mayoría absoluta en el Senado puede bloquear cualquier reforma y Podemos cuenta con el número de diputados suficiente para forzar un referéndum.

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