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La crónica económica

Manuel / Hidalgo

Al rescate de los hipotecados

LA vuelta a las andadas del Euríbor, que nos muestra que la tormenta financiera iniciada allá por agosto aún no ha finalizado, hace tambalearse cada vez más a las economías familiares más comprometidas. Además, el futuro no es nada halagüeño. Según los expertos, en estos momentos el mundo financiero vive la segunda fase de la crisis, una pequeña relajación a la espera de conocer los informes que los auditores hagan sobre las cuentas anuales de las grandes entidades financieras mundiales. Si estos informes son muy negativos, algo que no se descarta, nada nos contradice si afirmamos que se prepara una nueva oleada de intranquilidad y subidas de tipos que puede alcanzarnos en no muchos meses. Todo ello puede hacer más precaria la situación de estas familias.

Ante esta situación, ¿deberían las autoridades ayudar a aquellas familias hipotecadas con ciertas dificultades para responder a sus obligaciones como deudores? La inmensa mayoría de los economistas rápidamente negarían esta posibilidad. El mercado castiga a aquéllos que se han endeudado muy por encima de sus posibilidades (en muchos casos por necesidad) y premia al resto. Al ayudar a estas familias, se manda un mensaje de que nada pasa cuando no somos responsables y que siempre estaría el Estado benefactor y paternal detrás de nosotros para sacarnos las castañas del fuego.

Sin embargo, para los Estados Unidos se han presentado medidas para ayudar a las familias subprime, que pretenden favorecerlas para que puedan devolver los créditos recibidos para la adquisición de una vivienda. El país que más confía en el individualismo, la competitividad y el mercado, bajo un presidente republicano promueve una medida que en muchos otros países de corte más intervencionistas ni se plantea. La razón para esta paradoja: el gran calado que ha adquirido la crisis en este país.

Salvando convenientemente las distancias, la crisis hipotecaria norteamericana puede sumergirse en un círculo vicioso de difícil salida, con una dinámica similar a la crisis del 29, cuando los planteamientos de laissez faire clásicos fracasaron. El continuo desplome de los precios de las viviendas puede profundizar el problema financiero y hacer aún más difícil la supervivencia de ciertas entidades muy comprometidas, así como tambalear aún más el sistema financiero internacional. El hecho de que la prima de riesgo financiero en los mercados interbancarios continúe su escalada es un fiel reflejo de que esta posibilidad no se descarta.

Sin embargo, esto no significa que la política de rescate deba plantearse al otro lado del Atlántico, y más concretamente en España. En nuestro país, de momento, el problema tiene un calado de menor profundidad, por el diseño de nuestro mercado financiero e hipotecario. Los activos derivados del mercado hipotecario nacional son más sólidos que aquéllos que provienen de los Estados Unidos. Nuestras entidades siguen mostrando una gran solidez, por lo que no es momento de plantearse medidas como las norteamericanas. Así, para el caso español, la respuesta sería un no.

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