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La tribuna económica

Rogelio / Velasco

La responsabilidad económica de Alemania

COMO ya se ha insistido, con economías fuertemente interrelacionadas a través del comercio exterior y de los mercados de capitales, las medidas unilaterales que adopten los gobiernos se debilitan notablemente al filtrarse al exterior buena parte de los impulsos fiscales. Una expansión del gasto público en España o en Andalucía, se traduce en un aumento de las importaciones de otros mercados, reduciendo la expansión de la renta y del empleo, a no ser que el impulso sea coordinado entre todos los gobiernos.

La necesidad de coordinación de las políticas fiscales se pone en evidencia en mercados tan integrados como los de la UE. Y esa coordinación es necesaria, tanto para los países que tienen mayor orientación hacia sus mercados internos, cuanto para los que están más volcados hacia los internacionales.

En el primer grupo se encuentra un país como España. Nuestro fuerte déficit comercial refleja, en cierta medida, esa mayor orientación relativa de las empresas españolas hacia el mercado doméstico. En el segundo, se encuentra Alemania, cuyo elevado superávit comercial refleja la extroversión hacia los mercados internacionales de sus empresas.

¿Qué ocurre si los países del primer grupo elevan el gasto público y los segundos no lo hacen? Buena parte del mayor gasto público de los primeros se filtrará hacia las empresas privadas de los segundos. Se trata, pues, de una forma de reactivar la economía de otros países, soportando los primeros los costes y cosechando los beneficios los segundos.

El gobierno alemán, aún cuando ha matizado algo su punto de vista, sigue anclado en una posición errónea en lo teórico e insolidaria en lo político. Errónea porque no estamos ahora en la década de los setenta, cuando la espectacular subida del precio del petróleo desató una espiral salarios-costes-precios, anclándose en las expectativas de los agentes económicos. Insolidaria porque, en el fondo, esperan que los restantes gobiernos apliquen las políticas expansivas para beneficiarse de ellas sin coste.

El asunto no es menor. Día a día, vemos como las nuevas previsiones para el próximo año que realizan gobiernos e institutos de investigación resultan más deprimentes. Esta semana, Funcas prevé un crecimiento negativo del 1,5% para 2009, una reducción del consumo privado del 4% y un desplome de la inversión productiva y de la inmobiliaria.

La suma de esfuerzos de todos los países europeos es clave para evitar una crisis más profunda. Por cada euro adicional de déficit público, el crecimiento aumentaría 1,03 puntos si se llevara a cabo por un país; pero alcanzaría los 2,23 si todos los países europeos lo realizaran con igual intensidad.

El ministro alemán de economía sigue criticando al capitalismo anglosajón y a la escuela de Chicago. Si el equipo de Merkel se queda sólo en esa crítica y en reclamar mayor regulación financiera internacional, la mayor economía europea estaría realizando la peor contribución para evitar una depresión en toda la UE.

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