Y a usted, ¿le atienden?

Pedro Caballero-Infante / Caballeroinf@ Hotmail.com

Al rico bombón

Amuchos, de los que la palabra sangría les suena sólo a una típica bebida española, habría que recordarles que fue un sistema curativo hasta el primer tercio del pasado siglo. Terapia que se simultaneaba con sinapismos, ventosas o sanguijuelas.

De estos tremebundos tiempos a los actuales hay un tramo sideral. En la actualidad existen medicamentos que han de mantenerse lejos incluso de los adultos por su grato sabor. Desde antiácidos con formato y gusto de caramelos de café con leche, hasta tabletas (liotabs) que, colocadas debajo de la lengua, se desvanecen cual algodón de feria, hay todo un abanico de avances. Pero no todo es positivo en esta indudable mejora. La facilidad de administración medicamentosa puede acarrear hechos como el sucedido hace unos días en la farmacia de Don José.

Catalina, prolífica mujer, llevaba lamentándose hace tiempo de la dolencia que aqueja a uno de sus vástagos, en este caso Rubén de 11 años, que sufre de enuresis: micción involuntaria nocturna.

-Este niño me va matá. Miusté que, a Dió grasia, me se va en lavá sábana, pero como siga así termina meándose en la litera der cuarté .

Como la industria farmacéutica trabaja con eficacia y celo, todos los problemas que hasta hace poco entraban en el cajón de sastre de los trastornos afectivos y psicológicos, hoy tienen soluciones terapéuticas.

La propia disfunción eréctil, que hasta hace poco tenía como único tratamiento farmacológico la inyección de alprostadilo en el glande (¡lo que es la necesidad!), hoy puede ser tratada con un comprimido.

Catalina, preocupada con la micción nocturna de su hijo, lo llevó al médico que, sabiendo lo especialmente puñetero que es para los medicamentos, le recetó desmopresina, bajo la forma de nebulizador. Como el tratamiento le fuese muy bien, la aparición de otra sintomatología en el niño no fue objeto de preocupación para la madre, pero sí para Don José quien la puso, cosa rara, en alerta.

-Catalina, ¿le estás dando sobrealimentación al niño?

El boticario ya llevaba tiempo observando como el niño iba engordando a pesar de verlo, como siempre, jugando mucho y bien a la pelota.

- lo contrario. Porque ahora no toma ni chuchería.

Un simple análisis de sangre ha confirmado la sospecha de Don José sobre la falsa obesidad del niño al que se le ha detectado una hiponatremia producida como reacción adversa a la administración nasal de la desmopresina.

Consultado con su médico, este ha cambiado el tratamiento por la forma oral y el problema ha quedado resuelto

-Es que ahora, con la fasilidá con la que tomamo las medesina vamo acabá envenenao.

- ten en cuenta que tu marío, sin ir más lejo, se bebe er jarabe de la tos como si fuera tinto.

-Usté Aurelio siempre preocupando. ¿Cómo voy a dárselo entonse que no le guste?

-Méteselo con la jeringa de los churro.

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