Apagados los fastos de anoche, el Metropolitano se reabre veinticuatro horas después para escenificar un gran partido de Liga. Ejerce de anfitrión la tropa de Simeone y llega el Betis de Setién con ganas de que la fiesta continúe. La fiesta de seis victorias consecutivas que igualó aquella marca que el Betis de Del Sol en el campo y Sabino Barinaga en el banquillo logró hace la friolera de cincuentaiocho años, ni más ni menos.

A por la séptima es la consigna que alienta la aventura de esta noche en el Metropolitano en la primera aparición verdiblanca en tan suntuoso escenario. Resuena aún el alarido de contento que originó el testarazo de Júnior el jueves en todo Heliópolis y demás zonas de influencia. Fue el gol más coreado por cómo llegó y, sobre todo, por lo que significa, que eso de poner puntos de por medio con los perseguidores y que sea cuando no da tiempo para más tiene su punto.

Pero la vida sigue y el testarazo de Junior queda eclipsado por la cita de esta noche en Madrid. Hay quien opina que es buena fecha para acudir a tan complicado lugar, pues la atención del Atleti puede estar aminorada por la cercanía del choque crucial con el Arsenal del próximo jueves. No creo que eso vaya a tener visos de realidad, más que nada por la filosofía irredenta del manijero rojiblanco, un Simeone que, bajo la premisa del partido a partido, no baja nunca la guardia.

Creo que la debacle del jueves en Anoeta tuvo más de accidente que de bajada de brazos, uno de esos accidentes que todos, absolutamente todos, sufren alguna vez a lo largo del curso. Por lo tanto, que nadie piense que esa séptima victoria que persigue el Betis está a la mano. Es un partido complicadísimo y sólo basta recordar que el Betis nunca le ganó al Atleti del Cholo. Claro que aquellos Betis que languidecían bajo las trece barras poco tenían que ver con éste. O sea...