BUENO pues ya estamos ahí, donde todos queríamos. España ya está en los cuartos de final de la Eurocopa de Austria y Suiza, en el sitio donde las cosas se empiezan a poner serias, en el lugar donde se distinguen a los campeones del resto de equipos, en la situación en la que casi siempre nos hemos visto y que casi siempre acabamos maldiciendo. La selección está allí como primera de grupo y con los halagos de todo el mundo futbolístico después de los dos primeros partidos. Es decir, como casi siempre.

La situación no deja de recordarnos terriblemente al pasado Mundial de Alemania. En aquella ocasión, arrollamos a Ucrania con un juego demoledor, ganamos a Túnez con más pena que gloria y disfrutamos de una pachanga con la pobre Arabia. En esta ocasión, hemos arrollado a Rusia con un juego demoledor, hemos ganado a Suecia con más dudas de las que suponíamos y nos enfrentamos a Grecia sin nada que jugarnos ninguno de los dos.

Allí, en el horizonte de los cuartos de final nos esperan Rumanía, Italia o Francia. Mucho toro para este torero, quizá. El grupo de Luis, en los dos encuentros ya jugados, ha mostrado un extraordinario juego, mas mezclado con 20 minutos de dudas en ambos partidos no sólo en el juego sino también, y esto es peor, en el estilo. Esas dudas se solapan frente a equipos como Rusia o Suecia, pero frente a conjuntos como los franceses o los italianos te pueden matar. Incluso ante Rumanía, por mucho que algunos piensen que un cruce frente a los centroeuropeos nos sería favorable. Uhmmm…

Eso sí. Es más que seguro que en la meta de las semifinales el rival sea la Holanda de Marco Van Basten. Hace mucho tiempo que ninguna selección juega en un gran torneo como lo está haciendo Holanda. Da gusto verla. Dará mucho gusto que gane la Eurocopa. Y el fútbol lo agradecerá.