INAUDITO. En Sevilla, ayer, Manuel Chaves, en calidad de máximo líder socialista, pidió a todos sus compañeros del Comité Director del PSOE andaluz que le comuniquen "la verdad de la crisis económica" a los ciudadanos, "sin alarmismos ni mensajes apocalípticos pero reconociendo que la situación es muy grave y delicada". Ya era hora que la verdad fuera el criterio a seguir. Porque durante años se ha intentado silenciar u orillar a quienes apuntaban que nuestro crecimiento no se tenía en pie a largo plazo y más dura sería la caída. Ni eran alarmistas ni apocalípticos, sólo analistas sensatos que veían los desequilibrios y carencias de nuestro modelo de desarrollo.

Una sociedad democrática madura es aquella en la que se asumen ideas y propuestas de quienes no comulgan con tus propias ruedas de molino. Y en la que la inteligencia no queda totalmente sojuzgada por la sumisión de la militancia. Es muy fácil darse abrazos con Al Gore para que predique su verdad incómoda. Es lastimoso que los andaluces que aportan con fundamento su verdad incómoda sufren las maniobras orquestales en la oscuridad para ser condenados a un segundo plano.

Nunca es tarde para gobernar a partir de la verdad. Se ha perdido demasiado tiempo, se ha fiado el porvenir a la inercia. Pero en Andalucía hay también profesionales muy capacitados y con ganas de trabajar que pueden aportar vigor e ilusión a una sociedad en babia. Si les dejan.

Y la oposición también está enrocada en sus manidas y obsoletas verdades de manual. Arenas dice que la alternativa al socavón actual son las políticas que desarrolló el PP cuando gobernó. Ni valen ya las recetas de 1996 o 2000 porque el capitalismo financiero se ha hundido, ni pueden dar alas al empleo y al consumo a través de avivar lo inmobiliario como entonces. Estamos en la coyuntura justamente contraria. Del boom al crac en un año. Una vez más ha durado poco la fiesta en casa del pobre porque no se ha aprendido la fábula de la cigarra y la hormiga.