La esquina

josé / aguilar

Cuando el terror no divide

EL patriotismo norteamericano es con frecuencia ridiculizado entre nosotros. Cuestión de culturas, aunque también ayudan algunas de sus expresiones más grotescas y, sobre todo, agresivas. Haríamos bien, sin embargo, en imitar sus aspectos mas cívicos y socialmente positivos. Como aquellos que vertebran a los ciudadanos, los hacen solidarios entre sí y cimentan su autoestima como pueblo.

Yo siento envidia, de la sana o de la otra, cuando compruebo, por ejemplo, la reacción ante ataques terroristas como el vivido esta semana en Boston, en la estela de los anteriores. En Estados Unidos fracasa el principal objetivo que persigue el terror cuando se desencadena: que cunda el pánico entre la población -más allá del que evidentemente se cobra el hecho puntual del asesinato colectivo-, que se instalen el miedo y el desconcierto, que la sociedad se divida y que el poder se deslegitime.

La primera gran derrota de los terroristas es precisamente esa. Cuando se produce la agresión del terror que busca golpear a unos cuantos para asustar a millones, los estadounidenses responden de modo indefectible. Primero, socorren a las víctimas y ayudan a sus familiares. Después, se movilizan -no sólo la fuerza pública, sino los ciudadanos- para encontrar a los autores y cómplices y para castigarlos con dureza. A nadie se le ocurre señalar la culpabilidad de las autoridades por los posibles fallos de seguridad ni impugnar la política del gobierno de turno en relación con el terrorismo ni su acción internacional. Todo eso vendrá después si hace falta, pero lo primero es lo primero: enterrar con dignidad a los muertos, auxiliar a los heridos y perseguir a los criminales.

Así es como queda a salvo la unidad de la nación herida y garantizado que los terroristas no se saldrán con la suya. ¡Igualito que aquí! El terrorismo que hemos padecido en España ha venido alcanzando todos sus objetivos (menos el principal, claro está): durante muchos años cada atentado ha fracturado a la sociedad española, ha dividido a los partidos políticos hasta extremos insoportables, ha sido utilizado de forma miserable y ruin en la batalla por el poder y ha trastocado las prioridades del país. Hubo un tiempo en que incluso puso en peligro la existencia misma del sistema de libertades que había conquistado nuestro país tras siglo y medio largo de guerras y desencuentros.

Tenemos mucho que aprender de USA.

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