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Las dos orillas

josé Joaquín / león

El tren de la independencia

ARTUR Mas ha entrado en una fase de delirios ferroviarios, y ahora dice que "no subir al tren de la independencia llevaría a Cataluña a la vía muerta". Mas hizo un viaje a Madrid, tan protocolario como inútil, para ser recibido por el rey Felipe VI. Ha vuelto a Barcelona con la certidumbre de que sólo le queda la fuga hacia delante de los desesperados. Pero el 27-S, para el que apenas faltan dos meses, puede dejar sorpresas. La candidatura de Convergencia y ERC con otros sectores independentistas y la guinda de Pep puede fracasar, o no. Políticamente, conviene que fracase; y viendo los antecedentes no es tan seguro.

Las últimas encuestas realizadas en Cataluña apuntan que el apoyo a la independencia está en retroceso. Tampoco es que estén saliendo nacionalistas españoles de debajo de las piedras de los edificios de Gaudí con banderas rojigualdas. Quiere decir que un teórico a la independencia estaría en torno a un 40%. La disminución del furor secesionista se debe a que el conflicto político se ha enfriado. Y a que los votantes castigadores, que buscan experiencias pintorescas, han pasado de Laporta (que ya no gana ni en el Barça) y de la CUP (que no es nada vistosa y deja malamente a la gauche divine barcelonesa) a otras tendencias, como Ada Colau y Podemos, cuya lista defiende una república catalana, que sería independiente, o bien federalista con España, según se tercie. Resulta sorprendente que, según las encuestas, Podemos esté por encima del PSC y del PP catalán. En unas elecciones generales puede ser determinante. Cataluña es la segunda comunidad en votantes, tras Andalucía.

El papel del Gobierno central es delicado. El PP, en Cataluña, está por detrás de Ciudadanos en intención de voto. No sólo ha acusado el desgaste de defender las posiciones constitucionales, sino la mala gestión de Alicia Sánchez Camacho. Como no se suele hacer autocrítica por los resultados, no ha dimitido, ni la han cambiado aún. Parte del éxito de Albert Rivera (que era el líder de un partido testimonial) se lo debe a Sánchez Camacho, que ha desinflado al PP catalán hasta intenciones de votos en torno al 5%. En el PP saben que un fracaso en Cataluña les impediría gobernar tras las elecciones generales.

El tren del 27-S tiene todavía bastante recorrido por delante. Hay que seguirle la pista. Sin olvidar que una de las mejores opciones es dejarlo que entre en la vía muerta por su propia trayectoria.

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