Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Cada triunfo de Merino, tiempo que se gana

ENALTECE la figura de Juan Merino su última reflexión en voz alta. Querer ser cabeza de ratón en vez de cola de león habla muy bien de su profesionalidad. Prefiere el linense volver a la dirección del filial en vez de ser banderillero a las órdenes del que sea nombrado entrenador del primer equipo y eso le honra. Aceptar el papel de segundo es como reconocer que prefiere la comodidad del anonimato que el fuego de la primera fila.

Como en el Betis la tranquilidad es un bien escaso, como lo que se lleva en el día a día del club es la tempestad real o el sucedáneo de la marejada en vaso de agua, el debate en torno al entrenador no cesa. Aunque parece que la tempestad es más obra de los diferentes entornos que acosan al por siempre Real Betis Balompié, el tufillo que da es que el nuevo orden dirigente prefiere ir dejando caer cortinas de humo a la espera de poder hacer lo que el cuerpo le pide.

Le juega a favor que Merino vaya ganando porque de esa manera, los ladridos se atenúan y el tiempo juega a su favor. Convencidos de que abundan las informaciones tendenciosas y ricas en descalificaciones un nuevo triunfo con Merino en el puente de mando más el añadido del parón navideño sería muy beneficioso para que las cosas sean como deben ser y no como se sueña en esas trincheras donde no se le reconoce una sola virtud al deseado por el sentido común.

Huele mal que haya quien abogue por la contratación de dos técnicos que ya fueron defenestrados del propio Betis en vez de por el que más alegrías le aportó al beticismo de hogaño. Son agresiones a la pituitaria aun entendiéndose tras oír el reciente, espontáneo y virulento ataque a su persona. Por todo ello y, sobre todo por el Betis, convendría que Merino siga ganando a ver si se hace el raciocinio, eso tan complicado de encontrar en la vida verde, blanca y verde.

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