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Opinión

Francisco Herrero León

Hacia dónde vamos

LA economía sevillana no atraviesa su mejor momento. Según los indicadores que ofrece el informe sobre la economía de Sevilla de la Cámara de Comercio y la Confederación de Empresarios de Sevilla, elaborado por el catedrático de Economía Aplicada Francisco Ferraro, podríamos calificar la situación actual como, "la peor crisis de la democracia".

Los datos que se incluyen en el informe recogen, entre otras cuestiones de interés, que en Sevilla 5.000 empresas han echado el cierre desde 2008. Asimismo detalla que la provincia sufrió de manera menos intensa la recesión de 2009 pero, según reflejan los datos del primer trimestre de 2010, nos cuesta más recuperar los valores positivos que a la economía española. En el informe se destaca que en esto puede estar incidiendo la reducción de las rentas públicas, el mayor nivel de paro y el endeudamiento.

Por sectores, el de la construcción, intensificó la recesión por la caída de la demanda de viviendas y obras públicas, aunque la oferta de vivienda continuó aumentando y los precios descendieron menos que en España.

El Producto Interior Bruto de la provincia bajó en 2009 un 3,1%, cifra algo más positiva que el 3,6% en el que se redujo el índice a nivel nacional y que hizo que Sevilla lograra subir su PIB per cápita hasta el 88,8%. Una señal que, según Ferraro, no significa que hayamos mejorado, sino que España ha ido a peor.

Son datos que nos deben llevar a la reflexión. El gran interrogante que nos planteamos es: ¿hacia donde va Sevilla?

A día de hoy nos falta una definición exacta y clara de cuál es el futuro de la ciudad. Éste es el momento de que las instituciones y organizaciones empresariales trabajemos al unísono para lograr que nuestra estructura productiva sea competitiva y para conseguir que los principales sectores en los que basa nuestra economía se hagan fuertes.

El informe económico dibuja también un futuro en el que tendremos que poner nuestro punto de mira en el exterior. En esta situación, la búsqueda de nuevos mercados en los que implantar nuestras empresas debe convertirse en una prioridad si queremos tener un futuro. Debemos perder el miedo a situarnos mas allá de nuestras fronteras porque, en ocasiones, esto puede significar la consolidación de nuestras empresas.

La situación por la que atravesamos nos obliga a realizar esfuerzos para preparar a las nuevas generaciones que serán los artífices de nuestro futuro económico.

En estos momentos nos encontramos ante una generación que no encuentra un haz de luz ante una situación económica que se nos presenta cada vez mas complicada. Debemos insuflarles el ánimo suficiente para que consigan ver que es posible salir de esta situación y que ellos pueden ser los principales artífices de ello.

Es por ello por lo que debemos aprovechar este tiempo de crisis para poner en valor la cultura del esfuerzo y, sobre todo, para conseguir que nuestros jóvenes la hagan suya.

Tenemos que recuperar la cultura del trabajo bien hecho. Debemos inculcarles que el éxito y los buenos resultados se consiguen con trabajo. Las nuevas generaciones serán también los futuros empresarios de esta ciudad. Es por lo que nos debemos centrar en ofrecerles la mejor educación y la mejor formación. Hay que darles las herramientas para que sean ellos los que construyan un futuro para Sevilla, asentado en pilares sólidos.

Estoy convencido de que sólo así, con el esfuerzo de todos y, fundamentalmente, de nuestros jóvenes, la salida de la crisis se convertirá en una realidad.

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