OFICIALMENTE, todo arranca a las siete y dieciséis minutos de la tarde. Aunque llevamos ya una eternidad bajo la dictadura del hitachi, el verano empieza de forma oficial esta tarde en la festividad de San Luis Gonzaga, ese santo que siempre llega con el verano bajo el brazo. Esta tarde, el Sol alcanza su posición más boreal para que se produzca el solsticio de verano; o sea, el día más largo del año. Pero en esta nuestra querida tierra ya ni se recuerda cuándo puñetas se dispararon los mercurios para que se hiciese el auténtico verano, que jamás se me olvidará cierto día de San Antonio de hace años en que el aire abrasaba los pulmones y los pájaros caían a plomo. Tras unos días con el jersey puesto, el reencuentro con la muy dura realidad estival ya se ha producido. Y lo ha hecho sin ninguna opción al factor sorpresa, pues aquí ni se recuerda desde cuándo vivimos instalados en el estío más estival.