ACUDE el Sevilla a la consulta del dentista con un baldón dentro de la enorme temporada que está cuajando. Prácticamente en cuartos de final de la Liga Europea tras las bondades recibidas del bombo suizo, bien situado en la Liga y finalista de Copa del Rey, el equipo de Unai luce el estigma de no haber ganado en ninguna visita liguera. Y todo indica que la cosa habrá de esperar a que pase la cita de esta noche en el Camp Nou.

Y lo cierto es que racha tan negativa debió quebrarse el pasado domingo en Vallecas, pero ciertas desaplicaciones defensivas dejaron en línea lo que pudo ser bingo. Hoy, parafraseando a Joaquín Caparrós, espera el dentista con esa MSN que te deja sin dormir la noche de vísperas. Pero es este pleito en el Camp Nou como un anticipo de los dos acontecimientos que habrán de librar Sevilla y Barça en los próximos meses y que se prevén como los auténticamente claves del curso.

Llega el Sevilla de la antipática cita del jueves junto a los fiordos, pero con la tranquilidad de que el armario le permite poner en liza un equipo totalmente distinto, o casi, del que cubrió el trámite continental. La victoria de Las Palmas en Ipurúa hace dos noches deja al Sevilla como único equipo de Primera División sin haber ganado de visitante y eso duele. Las razones de tan desagradable marca son insondables, pero lo extraño es que no haya hecho méritos para evitarla.

Son dos equipos este Sevilla diametralmente opuestos según vaya de local o de visitante. La cita de hoy no parece la mejor para salir de ese baldón, pero el Sevilla tiene el duro y sabido es que sólo quien lo posee está en condiciones de cambiarlo. Ergo, ¿por qué no pensar en que la visita al dentista rompa en incruenta? El equipo de Unai cuenta con suficientes recursos como para ir al asalto de la fortaleza y alguna vez habrá de dejar de ser el patito feo entre los visitantes.