la tribuna económica

Gumersindo / Ruiz /

Otra vuelta de tuerca

QUIEN apueste contra la deuda de Grecia y otros países de la Eurozona en situación comprometida perderá. Y eso que no le faltará razón, ya que la economía de ese país se encuentra en una situación caótica. Sin embargo, como nos decía Keynes, los mercados pueden comportarse más tiempo de forma irracional que uno permanecer solvente. En economía, la lógica sigue caminos que pueden ser, a la vez, pertinentes y siniestros.

Ya dijimos en estas páginas por qué la deuda de Grecia no puede caer. La principal razón, aunque no la que más se menciona, es que parte de la misma está asegurada (los famosos indicadores de riesgo) no sólo de impago, sino por reducción de deuda, intereses, o ampliación de plazos. Si tuvieran que ponerse en marcha los mecanismos de ejecución del aseguramiento, la complejidad de los contratos y sus interpretaciones darían lugar a una gran confusión y una crisis financiera comparable a la de hace tres años. Tampoco sabemos la solvencia que tienen los aseguradores para hacer frente a una situación así. El 50% de la deuda de Grecia la tienen inversores y bancos extranjeros, 18% el Banco Central Europeo (BCE), y sólo el 32% los bancos y ahorradores del país, lo que hace que la repercusión internacional sea tan fuerte.

Angela Merkel, en el histórico acuerdo entre Alemania, Francia y el BCE, ha dicho que el arreglo entre Grecia y sus acreedores ha de ser voluntario, sustancial, fiable y cuantificable. Estos atributos podrían servir para casi todo lo que se emprenda hoy día. Para cubrir las necesidades de financiación de casi 170.000 millones de euros, hay 45.000 millones de la Unión Europea, 57.000 aún no utilizados del año pasado, 33.000 de otros prestamistas, y 33.000 de ventas y privatizaciones. Desde luego el país tiene que poner mucho de su parte, ya que la deuda a veces sufre por una falta temporal de liquidez del deudor, pero en otras es por incapacidad para sacar una economía o un negocio adelante. Estos días seguramente habrá cambios en el Gobierno griego para reforzar el apoyo del mismo al discutido plan de austeridad y reforma; porque la austeridad no sirve para mejorar una economía, sino para pagar lo que se debe y evitar que suban los intereses y empeoren las condiciones del préstamo.

En Andalucía las condiciones para la recuperación económica dependen en gran medida de la estabilidad de nuestro entorno financiero, de la confianza dentro de la UE para hacer frente a los especuladores, de la demanda de nuestras exportaciones, del turismo y la agricultura. Tenemos un círculo vicioso de paro, cuentas públicas, menor actividad económica, que puede agravarse con la austeridad. Pero lecciones como las de Grecia nos muestran la necesidad de una disciplina fiscal, evitar el gasto público superfluo, emprender reformas administrativas, y que empresarios y sindicatos mejoren las empresas. Nunca ha sido tan cierto que el mundo se salva o se hunde conjuntamente, lo cual puede aplicarse a nuestra sociedad; por eso es tan importante que los políticos se hagan responsables de lograr la cohesión social, hoy deteriorada, en una situación que va a continuar siendo difícil durante muchos años.

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