Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

A vueltas con el papel del portero

El reconocimiento de Setién sobre que no ha prohibido el patadón tranquiliza un tanto

Recurrente asunto que facilita las cosas a la hora de encontrar un tema de columna de periódico. Se trata de ese melón que se abre en torno a la conveniencia o inconveniencia de utilizar al portero como un jugador de campo igual que otro cualquiera. El gol que envenenó un partido que iba de cara hizo que casi todos los asuntos de la semana hayan sido oscurecidos por el error de Adán que tan bien aprovechó Bacca el pasado domingo.

Los que tenemos que escarbar para encontrar a diario un asunto merecedor de ser plasmado en una columna deberíamos estarle profundamente agradecidos a Setién. Su filosofía de juego en general y la polivalencia del guardameta, esa que le obliga a jugar como el más cualificado de los jugadores de campo, en particular está dando mucho juego. Son tantos los que creemos que un portero que riza el rizo cae en pecado de frivolidad que el asunto está a punto de desbordarnos.

Afortunadamente, el entrenador del Betis ha puesto unas dosis de tranquilidad confesando que a veces no está prohibido reventarla camino de ningún sitio. Claro que si se combina reventón con dirección adecuada, estupendo, no hay problemas. La confesión del buen técnico cántabro ha llevado algo de tranquilidad al bético, por lo que el acopio de cafinitrina para ver al Betis se atenúa, pero ¿cuándo es cuando Setién decide que el patadón es aconsejable? He ahí la cuestión.

¿Habrá a lo largo del curso una situación en que reventarla esté más justificada que el domingo en Villarreal? El peligro estriba en que tanto insistirle al portero que ha de jugarla al compañero que éste puede no separar el grano de la paja y por ahí se jode la cosa. El propio Adán se muestra partidario del discurso de su entrenador y hasta aprovecha para desvelar que con Setién vive mejor, lo que también tranquiliza. Bueno, pues a pesar de tanta confesión, lo de Villarreal fue imperdonable.

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