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Infraestructuras, aún queda mucho por hacer

El compromiso de De la Serna para ir acometiendo los proyectos es sincero, pero se echa en falta mayor celeridad

El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, compareció ayer en un Foro Joly para repasar el presente y futuro de los proyectos que atañen a su departamento en Andalucía. En su intervención quedó de manifiesto lo mucho que queda por hacer en materia de infraestructuras públicas en nuestra comunidad. Tanto en infraestructuras viales como ferroviarias, Andalucía sigue estando muy por detrás de otras regiones españolas y europeas, pese a la gran concentración de población que alberga y a sus amplias dimensiones geográficas. Sin embargo, De la Serna también mostró su firme y sincera intención de ir acometiendo los proyectos más necesarios y urgentes en los próximos años, si bien no con la celeridad que estimamos sería necesaria.

Importante fue el compromiso del ministro de Fomento de impulsar proyectos de vital importancia como son los túneles de la SE-40, el baipás de Almodóvar del Río, el Corredor Mediterráneo, la conexión ferroviaria Bobadilla-Algeciras y las de Huelva, Granada o Almería. Sin embargo, dejó en suspenso su participación en el Metro de Sevilla -que consideró responsabilidad exclusiva de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento- y, aunque confirmó el rescate de la AP-4, no despejó la incógnita de si se eliminará o no el peaje de la misma. "Esa decisión la tomará el Gobierno en su momento", afirmó.

Aunque hay que valorar los compromisos de De la Serna y su negativa a vender humo político, no dejamos de echar en falta una mayor ambición por parte del Gobierno para impulsar definitivamente muchos de los grandes proyectos que fue desgranando durante su intervención de ayer. De hecho, da la sensación de que el Ejecutivo central se conforma por ahora con actuaciones parciales que, aunque permiten avanzar poco a poco en muchas de estas grandes obras, no permiten su conclusión definitiva en un horizonte cercano. El Corredor Mediterráneo o la SE-40 son buena prueba de esta política un tanto fragmentada.

Mención aparte merece la patente falta de colaboración entre el Gobierno y la Junta de Andalucía en materia de infraestructuras, algo en lo que ambas administraciones tienen su cuota de responsabilidad. En este sentido habría que hacer un llamamiento para que el evidente enfrentamiento (con una raíz más partidaria que técnica) dé paso a una sincera colaboración que permita a Andalucía tener las infraestructuras que necesita y merece.

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