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Proteger a nuestros menores de la red

Una buena formación tanto de los padres como de los menores es básica para evitar a los ciberdelincuentes y acosadores

En el marco del Plan Director de Convivencia y Seguridad Escolar, la Policía Nacional ha previsto dar charlas a padres y escolares del 75% de los colegios andaluces sobre los múltiples peligros que provoca el uso inadecuado de internet y los teléfonos móviles. De esta manera, el programa, que presentó ayer el delegado del Gobierno en nuestra comunidad autónoma, Antonio Sanz, experimenta un aumento del 8,3% con respecto al año anterior, un esfuerzo que hay que destacar y aplaudir pues, como bien se sabe, el uso indebido de las redes sociales es una auténtica fuente de problemas para nuestros menores.

Antes que nada, habría que plantearse si estamos facilitando demasiado el acceso a internet a los niños, personas que por imperativo biológico carecen de la suficiente madurez para comprender y detectar los peligros que pueden salir a su paso en este medio. El inspector de la Policía Nacional Francisco Anguita fue muy claro ayer cuando aseguró que sería conveniente retrasar en lo posible el regalo de teléfonos móviles a los menores. Hoy por hoy, tal como recordó el mando policial, este tipo de aparatos se han convertido en el "regalo estrella" de las primeras comuniones -es decir, con 8 años-, una edad que a todas luces no es la más adecuada para permanecer expuesto en unas redes donde campa la delincuencia más variada.

Sin embargo, hay que ser conscientes de la realidad en la que vivimos. Lo normal es que los padres no puedan o no quieran sacudirse la moda social de obsequiar a sus hijos con dispositivos móviles. Por lo tanto, es importante que, al menos, tanto ellos como sus menores se formen lo máximo posible para evitar a los ciberdelincuente y acosadores sexuales que les pueden causar graves perjuicios. Son muchos los errores que se suelen cometer: subir fotos que puedan ser manipuladas antes de someter a las víctimas a un chantaje sexual; dar a conocer los desplazamientos familiares y, por tanto, cuándo va a quedar el domicilio vacío, y un largo etcétera.

En definitiva, hay dos medidas básicas para combatir con eficacia el problema: restringir lo máximo posible el acceso de los menores a la red y formarlos (tanto a ellos como a los padres) para que no sólo sean conscientes de los peligros que se esconden en este medio, sino que también sepan reaccionar una vez que se han producido.

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