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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

La calculada ambigüedad del PSC

Si el PSC quiere redefinir su relación con el PSOE que lo haga con el diálogo interno, no aprovechando una crisis nacional

TODO indica que el Partido Socialista de Cataluña (PSC) decidirá en su consejo nacional de hoy mantener su voto negativo a la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, pese a que el Comité Federal del PSOE (en el que la formación catalana participa con todos los derechos y obligaciones) aprobó el domingo la abstención obligatoria de la totalidad de los diputados que componen el Grupo Socialista en el Congreso. Legalmente, los diputados catalanes -como los de cualquier otra zona de España- pueden votar lo que estimen oportuno, ya que nuestra Constitución prohíbe expresamente el llamado mandato imperativo. Es decir, que nadie ni nada puede obligar a un diputado a votar algo en contra de su voluntad. Otra cosa, claro está, es que una determinada formación decida una postura unitaria respecto a algún asunto en concreto -de hecho siempre lo hacen- y tome medidas (que nunca pueden consistir en la retirada del acta de diputado) contra aquellos que no sigan la disciplina de partido.

Si, finalmente, el PSC vota no a Rajoy el próximo sábado pondrá al PSOE en un auténtico aprieto, ya que se abundará en la imagen de un Partido Socialista profundamente dividido que es incapaz de ponerse de acuerdo en una cuestión capital como ésta. Además, obligará al PSOE a tomar medidas disciplinarias contra los diputados que no obedecieron. Ya lo dijo el presidente de la Gestora, Javier Fernández, tras finalizar el Comité Federal que dio la victoria a la abstención: "Lo que ha salido es imperativo". Por eso, suena a calculada ambigüedad cuando la secretaria de Organización del PSC, Assumpta Escarp, tras asegurar que se votará contra Rajoy, indica que el PSC "no se plantea la ruptura con el PSOE en ningún momento". Está claro que los socialistas catalanes lo quieren todo, nadar y guardar la ropa, como se dice popularmente. Por una parte, seguir disfrutando de las obvias ventajas que le produce estar hermanados a nivel nacional con un partido como el PSOE, que es el que tradicionalmente le ha aportado el voto masivo del cinturón obrero de Barcelona; por la otra, dar la imagen de un partido catalán independiente para contentar a su militancia y a su electorado más catalanista.

Si el PSC quiere redefinir su relación con el PSOE debe hacerlo desde el diálogo interno, no aprovechando una crisis nacional para maniobrar. Decir que pueden votar no a Rajoy sin que ocurra nada es una ingenuidad o, lo que es peor, una absoluta falsedad.

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