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josé sánchez luque

Foro Andaluz Diamantino García

Un andaluz emblemático

La competitividad insana y los recortes hacen que siempre sean los mismos los que viajan en el vagón de cola, esos vagones con destino al paro, la precariedad y la explotación

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Un andaluz emblemático

En muchos pueblos y en casi todas las capitales de provincia de Andalucía se ha dedicado una calle a Diamantino García Acosta. La Junta de Andalucía le concedió la medalla de plata por su dedicación a la promoción social de nuestra región. Fue una persona sencilla, cariñosa y comprometida en la defensa de los últimos. El cura de los pobres, el cura jornalero fue el promotor del Sindicato de Obreros del Campo, el iniciador de la Asociación Andaluza pro Derechos Humanos y otros colectivos de carácter renovador y solidario en pro de los inmigrantes y personas más vulnerable, como Entre Pueblos. Con los curas y laicos andaluces creó el colectivo renovador, denominado Misión del Sur. Cada año sus amigos del Colectivo Diamantino García por los Derechos humanos y la Dignidad le dedican un homenaje, nada folclórico, en la Universidad de Osuna en el mes de febrero, mes en el que falleció hace 22 años.

La jornada de este año ha versado sobre un sugerente tema: Educación y derechos humanos. Se desarrollaron dos ponencias: Nuevosenfoques del derecho a la educación: educación para la convivencia y los derechos humanos, por el profesor Pedro Uruñuela, y, la segunda, Educar para la tolerancia: el antídoto frente a los delitos de odio y la intolerancia, por el profesor Esteban Ibarra, fundador y presidente del Movimiento contra la Intolerancia. Por la tarde, se organizaron tres talleres a cargo de las reconocidas pedagogas María Antonia Caro, Pedro del Pozo, Isabel Reyes y María Jesús Monedero.

En el acto de apertura de la jornada se leyeron unas palabras de un profesor de Pedrera, Pedro Pareja, dedicadas a su maestro Diamantino. Les transcribo algunos párrafos de este entrañable escrito: "Conocí a Diamantino en el verano del 93, cuando yo era un niño. Jugábamos al baloncesto en el Campamento Júnior de Algatocín. No dijo nada, llegó y se puso a tirar con nosotros. Nunca olvidaré su mirada, parecía como si te traspasara. Su discurso era creíble, gustaba escucharlo y lo mejor es que luego sus hechos seguían a sus palabras, como el galgo a la liebre. Diamantino, cuánta falta nos haces por todos lados.

Era un adelantado, no voy a descubrir nada nuevo, posiblemente ustedes lo conocieron mejor que yo. Es normal que lo asociemos a todos los ámbitos de nuestra vida porque un ser humano tan capaz y tan grande como él ocupaba mucho sitio. Este año la jornada versa sobre la educación. Diamantino tenía un manual de valores e instrucciones para construir una sociedad más justa desde sus cimientos, que son nuestros niños... Sería bueno que en la escuela de Magisterio se estudiaran esos valores por los que Diamantino luchó.

Me contó Enrique, el cura de Pedrera, otra persona muy admirada por mí y por todos, compañero infatigable de Diamantino, que cuando en los años 70 enseñaban a esos jóvenes que no podían ir a la escuela porque eran jornaleros, seguían el método de uno de los padres de la pedagogía más moderna y liberadora, Paulo Freire, pero acomodado por Diamantino a las circunstancias de aquellos jóvenes.

La escuela de hoy necesita maestros y maestras que, apoyados por las madres y padres, formen niños con valores. La competitividad insana y los recortes hacen que siempre sean los mismos los que viajan en el vagón de cola, esos vagones con destino al paro, la precariedad y la explotación. En ese vagón estará Diamantino, enseñando a esos niños con su corazón grande y generoso….

Necesitamos a Diamantino en esa Administración, que dice llamarse de izquierdas, pero que luego no pone los medios y los recursos necesarios para formar personas en el amplio sentido de la palabra. Me gustaría agradecer a tantos niños y niñas que quedaron marcados por tus principios, que sigan recordándote. Os animo a seguir luchando por los valores que él defendía.

Aún sigo viendo a Diamantino en cada clase, en el pabellón, en el patio… Veo tu cara cuando un niño está triste, cuando es acosado por otros, cuando no trae el desayuno..Veo tu cara cuando escucho la voz de mis compañeros desganados desmotivados, quemados… Te veo cuando una madre viene al comedor avergonzada a recoger el almuerzo. Te veo a diario. Voy a intentar sembrar tu semilla en mi huerto escolar. Quiero que seas el plato principal en el menú de mi escuela. Por mí no va quedar. Te seguiremos recordando, maestro Diamantino. Seguiremos luchando para que deje de ser verdad lo que tú tantas veces nos repetías: Medio mundo muere de hambre y la otra mitad de colesterol".

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