Agua cristalina y apta para el consumo humano procedente de una mina. Aunque parezca una paradoja, éste es el resultado de la nueva planta permanente de tratamiento de Cobre Las Cruces. Y para demostrarlo, el consejero delegado de la explotación minera, Damien Marantelli, no dudó en beberse un vaso de agua de la instalación, en la que la compañía ha invertido más de 30 millones de euros.

La planta, de 10.000 metros cuadrados de superficie y construida por MP Medio Ambiente y Harrison Western, constituye la piedra angular del Plan de Garantías Adicionales aprobado por la administración en 2009 después de que el sistema de drenaje y reinyección ideado por la compañía no diera el resultado previsto. Este sistema fue diseñado para no causar afecciones al acuífero Niebla-Posadas, bajo el cual se encuentra la veta de mineral. Consiste en una red de 37 pozos situados en torno a la zona minera que interceptaban el agua subterránea para reinyectarla en otros 32 sondeos situados a una dos kilómetros de la corta.

El problema radicaba en que no se depuraba el agua, por lo que se devolvía al circuito hídrico con los metales y compuestos presentes de forma natural en el acuífero como arsénico, boro, flúor o cloruros. Según la compañía, la calidad del agua no era homogénea en todo el acuífero, "por lo que en ocasiones el agua reinyectada portaba concentraciones de compuestos superiores a las existentes en determinadas zonas".

La novedad del plan de garantías es la creación de esta planta de tratamiento, con tecnología de ósmosis inversa y capacidad para filtrar entre dos y tres millones de metros cúbicos al año. Su puesta en marcha permitirá depurar todo el agua captada del acuífero Niebla-Posadas a través del sistema de drenaje para devolverla con la máxima calidad. Mientras se ejecutaba la construcción de la planta, el tratamiento de las aguas con mayor concentración de metales se ejecutó en una instalación provisional en régimen de alquiler. El director de Gestión de Aguas de la compañía minera, Juan Carlos Baquero, subrayó que "no ha habido toques de atención por parte de la Administración". Tras señalar que las mejoras "han sido propuestas por Cobre Las Cruces y no impuestas", Baquero no quiso comentar las denuncias presentadas contra la compañía por ser una investigación que "se encuentra en sede judicial".

La planta de ósmosis inversa produce un rechazo del 2,5% del total, "una cantidad ridícula compensada con creces". El responsable de aguas insistió en que la compañía ya ha adquirido derechos de riego por valor de 1,3 millones de metros cúbicos al año para resarcir al acuífero de cualquier posible detracción. Además, destacó el esfuerzo de la empresa por reducir al máximo el vertido al río Guadalquivir procedente de la planta hidrometalúrgica, donde se trata el mineral tras ser extraído. El diseño inicial planteaba un vertido de 1,2 hectómetros cúbicos al año y se ha limitado a 0,9 hectómetros cúbicos. La empresa ha implantado una política de recirculación de estas aguas, que suponen ya la principal fuente de la planta hidrometalúrgica, lo que ha permitido reducir el aporte de agua tratada procedente de la depuradora de San Jerónimo.