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Conato de motín en la cárcel de Morón tras varios apagones

  • Los presos lanzaron palos, botellas y otros objetos por las ventanas ante la falta de luz con la que poder encender los ventiladores y de agua para refrescarse

Una serie de cortes de luz y agua intermitentes provocaron la noche del martes al miércoles un conato de motín en el centro penitenciario Sevilla II, situado en Morón de la Frontera. Los internos llegaron a lanzar botellas, palos y otros objetos desde las ventanas de las celdas, que los funcionarios tuvieron que esquivar para no resultar heridos, según denunció ayer la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip). Igualmente, varios trabajadores se vieron encerrados durante unos minutos en módulos tan peligrosos como el de aislamiento.

El delegado de este sindicato en la prisión de Morón, Arsenio, explicó ayer a este periódico que se vivieron escenas de mucha tensión y de "auténtico caos" durante varias horas en la cárcel. Desde las tres de la tarde del martes comenzó a fallar el suministro eléctrico por una avería en las instalaciones de La Puebla de Cazalla, que dan servicio a la prisión de Morón. La luz se fue y volvió varias veces a lo largo de la tarde, lo que motivó que fuera aumentando la tensión entre los internos, sobre todo debido al intenso calor que hacía en la cárcel. En las celdas no hay aire acondicionado -sí lo hay en las zonas comunes-, pero a los presos se les permite comprar en el economato un pequeño ventilador para aliviar las altas temperaturas del verano.

La tensión fue en aumento durante toda la tarde. La mayoría de las actividades previstas en el interior de la cárcel se retrasaron y algunas quedaron canceladas. A la hora fijada para el regreso de los internos a sus celdas, éstos se negaron a subir mientras no se les garantizara que iban a tener luz y agua. Todo en la cárcel de Morón funciona con electricidad, por lo que el corte de luz lleva aparejada la interrupción del suministro de agua porque se bloquean las bombas. Igualmente, las puertas se cierran y sólo pueden abrirse de manera manual, por lo que varios funcionarios se quedaron encerrados en los módulos en los que se encontraban en el momento del apagón.

La falta de luz convirtió la prisión en un "horno", según Acaip, y la situación se fue complicando ante la imposibilidad de los presos de refrescarse con agua. Una vez que se solventó el problema, los reclusos volvieron a sus celdas, pero otro apagón terminó de crispar los ánimos. El corte se produjo sobre las doce y diez de la noche del miércoles y provocó que los internos comenzaran a lanzar los objetos que tenían a mano por las ventanas de sus celdas. "En el centro llegó a crearse una situación de peligro para la seguridad de los propios funcionarios y los internos, ya que las cámaras, alarmas y otros sistemas de protección estaban inoperativos".

El centro cuenta con un generador que debería dar suministro eléctrico a la cárcel en caso de apagón durante varios días. Sin embargo, por problemas en la construcción de la prisión, ese generador se mantiene activo poco más de diez minutos, por lo que la cárcel se queda a oscuras y con todo su funcionamiento bloqueado. Acaip denunció también que el mando de incidencias de la noche no estaba localizable, ya que el teléfono de emergencias que portaba se encontraba siempre apagado o fuera de cobertura. "Se le llamó al menos en cinco ocasiones", expuso el representante de este sindicato mayoritario en el ámbito penitenciario.

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