tomares

Hijos de papel para la libertad

  • El periodista Carlos Navarro Antolín pronunció ayer el Pregón de la Feria del Libro

  • Abogó por la lectura como ejercicio de la libertad

El alcalde Tomares, José Luis Sanz, y el periodista Carlos Navarro, minutos antes del Pregón de la Feria del Libro.

El alcalde Tomares, José Luis Sanz, y el periodista Carlos Navarro, minutos antes del Pregón de la Feria del Libro. / juan carlos muñoz

"Desconfíen de las grandes ciudades sin Feria del Libro. Serán ciudades, pero no grandes". Así concluía el escritor y redactor-jefe de Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, el Pregón de la Feria del Libro de Tomares que se celebró anoche en esta localidad del Aljarafe. Eran las últimas frases de una disertación en la que el ejercicio de la lectura fue un constante referente como símbolo de la libertad y del espíritu crítico que debe imperar en cualquier sociedad. Una intervención en la que no faltó la denuncia por el continuo cierre de librerías en la ciudad hispalense y por la tendencia actual que prima la comunicación breve y sin fondo sobre el análisis profundo que requiere la lectura. Un pregón que no necesitó de metáforas almibaradas ni de pareados. Estilo directo para llegar al auditorio. Aldabonazo en las conciencias.

Al acto de ayer acudieron el alcalde de Tomares, José Luis Sanz; el diputado provincial del PP Eloy Carmona; el vicepresidente del Consejo de Hermandades, Antonio Piñero; y los concejales del PP de Sevilla Beltrán Pérez y Rafael Belmonte. El pregonero fue presentado por la concejal de Cultura de Tomares, Maite Garay.

Cierran las librerías y sus locales quedan inertes o en manos de negocios franquiciados"El periodista recordó su infancia, en un hogar repleto de estanterías con libros

El pregón de Navarro Antolín comenzó con un relato. El de aquel sevillano que el día de la boda de su hijo prescindió de la barra libre de la ceremonia para cumplir con un rito personal: el de acudir cada sábado a su librería predilecta. Un amor a prueba de algaradas. Este sevillano -cuyo nombre permaneció en el anonimato- tiene un piso dedicado únicamente a los libros. Un rara avis en la sociedad actual. El pregonero partía del ejemplo de este ciudadano para comenzar una larga alabanza de la lectura. "Los libros nunca traicionan", refirió en uno de sus primeros párrafos. Un hábito, el de leer, que en su intervención este periodista asimiló al de acudir al gimnasio, tomarse una cerveza diaria o ir al encuentro del Gran Poder todos los viernes. "La compra de los libros como liturgia", añadió, una costumbre que para este profesional de la información supone "el ejercicio de la libertad".

En esta línea, el pregonero defendió la Feria del Libro de Tomares como "foro de libertad, la señal de una sociedad inquieta, activa y que se preocupa por fortalecer el espíritu crítico". Afirmación que vinculó con su profesión: "Una librería es un oasis de paz, el lugar soñado que citan algunos veteranos periodistas cuando el cansancio lastra los cuerpos y la tensión y las prisas del oficio condicionan el ánimo", de ahí que hiciera un hueco para rendir un pequeño homenaje a Prisma, la única librería que existe en Tomares, negocio regentado por una mujer con nombre de ópera de Turina: Margot.

Para Navarro Antolín, "una sociedad culta", además de por el cuidado de sus calles y monumentos, ha de medirse por los índices de lectura, el número de librerías que posee y las ferias del libro. "Hasta los índices de inquietud cultural de los habitantes de una casa se pueden medir, por supuesto, por el número y la temática de los libros de las estanterías", refirió este periodista, quien dio la puntilla al asegurar que "los libros hablan de nosotros como hijos de papel. Son nuestro espejo".

No sólo el elogio tuvo cabida en esta disertación. Como se mencionó anteriormente, la crítica estuvo siempre sobre el papel y la voz del periodista. Navarro Antolín se refirió a las últimas estadísticas del Ministerio de Cultura, que alertan de que un 40% de los españoles "no abre un libro" en un año. En este punto, el pregonero incidió en el auge de la escritura digital. "El libro, como el periódico de papel, goza del prestigio que aún no tienen las pujantes ediciones digitales", aseveró, para después hacer hincapié en la necesidad de que ese prestigio "termine siendo rentable", de manera que los libros y los periódicos de papel gocen de "una dilatada trayectoria, a pesar de los obituarios que muchos ya les tienen preparados".

Éste fue, sin duda, uno de los momentos más reflexivos de la disertación. Y más críticos, característica indispensable en los textos de este escritor, alejados de cualquier ojana vacía y sin sentido. "Hoy miramos más que leemos. Captamos más que interpretamos. Difundimos tuits más que construimos oraciones. Cuenta el impacto más que la reflexión, la inmediatez más que el análisis", aseveró. Una afirmación que llevó a lamentar la situación por la que atraviesa el sector de las librerías en la capital andaluza: "Cierran las librerías, caen como cuentas de un rosario doloroso, y sus locales quedan inertes o en manos de negocios franquiciados de comida rápida".

Una inmediatez asociada al mundo de la imagen. "La imagen es una dictadura, impone su ley. Lo que no se puede ver, parece que no existe, no se valora". Principio que al pregonero le sirvió para analizar al ciudadano del siglo XXI: "La mente del hombre de hoy es perezosa, rehúye de la lectura porque implica un esfuerzo. La mente prefiere la butaca frente al televisor. La mente de hoy convierte al individuo en un ser pasivo y lo aleja del ejercicio intelectual de la lectura. Lo hace menos libre".

También destacó el papel que juegan los libros como parte esencial en la vida de los hombres. "Quien les habla se ha pasado más de 30 años durmiendo bajo la biblioteca de sus padres", recordaba este sevillano, cuya vinculación con los libros surgió pronto en su infancia gracias al alto nivel cultural del que siempre disfrutó en su familia. Su padre, el catedrático Luis Navarro, uno de los más importantes americanistas de Sevilla, siempre sintió predilección por los libros de la colonización española, los virreyes, México y Cuba. Su madre, María del Pópulo Antolín, profesora de Lenguas Clásicas, siempre leyó a Cicerón, Salustio, Plutarco, Virgilio y Horacio. Los libros continuaron en su nuevo hogar, en el que su mujer, la notario Amalia Cardenete, siempre tuvo a mano los códigos, protocolos, leyes y los manuales de derecho positivo.

"Los libros cambian, como nosotros cambiamos". Todos recordamos qué páginas estábamos leyendo cuando ocurrió algún hecho histórico, obras que revelan la personalidad de los lectores. El pregonero hizo un recorrido por los títulos que han jalonado su vida: Tiempo de Silencio, El Quijote, la Biblia, A sangre fría, La familia de Pascual Duarte, Las lágrimas de San Pedro, Los cielos que perdimos o las obras de Chaves Nogales, entre ellas, la imprescindible biografía de Juan Belmonte. Lecturas que si se confiesan, como reconoció este escritor, suponen "prestarse a un desnudo parcial".

El libro como antioxidante, como fomentador del espíritu crítico, sostén de la libertad y exquisito catador, pues con él "descorchan toda una historia". El libro que siempre rejuvenece. Y ahí está la frase con la que Chaves Nogales concluyó la biografía de Belmonte. Una cita que Carlos Navarro tuvo a bien incluir en su pregón: "La verdad es que yo he nacido esta mañana". Con cada libro se nace a una nueva vida.

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