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Manolita Chen murió en una residencia de Espartinas

  • Conocida artísticamente hasta finales de los 70, ha fallecido a los 89 años.

Manolita Chen (i), en una imagen promocional del Teatro Chino.

Manolita Chen (i), en una imagen promocional del Teatro Chino.

Nació Manuela Fernández Pérez y murió Manolita Chen. Una vida que arranca en el Puente de Vallecas el 11 de abril de 1927 y acabó el pasado domingo, 8 de enero, en una residencia de ancianos de Espartinas. En realidad, esta mujer nació mucho antes y no va a morir nunca porque dedicó toda su vida a combatir con los más ingeniosos antídotos el más temible sucedáneo de la muerte, el aburrimiento.

Nació mucho antes porque el Chen lo tomó prestado de Chen-Tse-Ping, nacido en China en 1903, que marchó a estudiar a París en 1922 y, deslumbrado por la cultura occidental y espantado por las revueltas de Chang-Kai-Chek, decide no volver a su país. Manolita fue su segunda esposa, porque antes el ciudadano chino se enroló en Alemania en una troupe circense de lanzadores de cuchillos y se casó con una compañera.

Pioneros de la globalización y del efecto mariposa, Chen-Tse-Ping convirtió su nombre en apellido artístico de su segunda esposa, Manuela Fernández Pérez, y ésta, después de la boda que contrajeron en 1943, hizo que su esposo se nacionalizara español y se bautizara Jesús.

La única boda de Manolita, que suena a novela de Almudena Grandes, fue posible porque su marido, 16 años mayor que ella, eligió España como paraíso artístico en 1934, en plena Segunda República. Llegó con otros ocho familiares huidos de China y siguieron con lo suyo, los cuchillos, las acrobacias y esos alardes de las películas de Fumanchú, que iba en paralelo con este teatro chino en el gusto de los españoles de posguerra.La china consorte era la tercera de los cinco hijos de un agricultor de un pueblo de Cuenca que trabajó en Madrid de repartidor de la gaseosa La Revoltosa y de una gallega empleada como criada en una casa de la buena sociedad madrileña. Galicia, Cuenca y China hermanadas para que unieran sus vidas primero en el Teatro Circo Price, más tarde en el altar y desde 1950 en su propia compañía, que sucesivamente y a lo largo de casi cuatro décadas se llamó Circo Chino Cheking, Teatro Circo Chino y Teatro Chino de Manolita Chen.

Adoptó para su nombre y su teatro el del empresario chino con el que se casó

Su vocación artística fue muy precoz. Con 12 años, recién terminada la guerra civil, que pasó acogida en El Picazo, el pueblo conquense de su padre, comenzó su formación como artista en la escuela Conservatorio de Laura de San Telmo. De allí dio el salto al ballet Las Charivaris del Teatro Circo Price, un número inspirado en las revistas radiofónicas que hacía las delicias del público.

Eran los tiempos del estajanovismo artístico de Todos los días Tarde y Noche, como rezaban los carteles del Teatro Chino. Todos los días Tarde y Noche para que hubiera mañana, para labrarse un porvenir halagüeño.En la España de 1950, año prosaico unido a la primera gran generación poética de posguerra, esta joven del 27, su año de nacimiento, se estrena como empresaria con el chino al que ella hizo español y que él hizo sevillana por el lugar que ambos eligieron para compartir sus últimos años de vida. Chen-Tse-Ping muere en Sevilla en 1997, a los 94 años, y su esposa, Manolita Chen, en pleno Aljarafe, en Espartinas, a los 89 años de edad. Dos vidas bien plenas y pletóricas de vivencias.

El Teatro Chino de Manolita Chen se convirtió en un reclamo imprescindible de la España itinerante que huía de la miseria con la gracia chispeante, el chiste mordaz y la copla; con la lágrima fácil después de haber conocido los sinsabores de un llanto demasiado difícil.

Por los carteles del Teatro Chino de Manolita Chen pasaron Antoñita Moreno, Arévalo y Bigote Arrocet; El Fary, Emilio el Moro y Fernando Esteso; Florinda Chico, Juanito Valderrama y Marifé de Triana; Pompoff y Teddy; Porrina de Badajoz y Rafael Farina. Flamenco del bueno, las tonadilleras más finas y la argamasa del cine primero de los Ozores y después de Torrente.

La trayectoria profesional de Manolita Chen se recoge en un libro biográfico de Juan José Montijano. Cerró el telón en 1986, ya octogenario el chino que llegó a España con escalas en París y en Alemania, y tuvo entre sus estrellas de referencia para ese crepúsculo a los hermanos Calatrava y las hermanas Hurtado. No era La La Land, pero el Teatro Chino de Manolita Chen quitó mucha hambre a los que trabajaron con ellos y mucha congoja a quienes los disfrutaron. La chica de Vallecas se casó con un chino que huyendo de una revolución china se encontró con una guerra entre españoles. En los mismos escenarios donde se había rodado 55 días en Pekín, que con Fumanchú y Manolita Chen formarían la trilogía de la gran muralla.

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