Crimen de La Rinconada

El juez busca a un cuarto implicado en el "crimen de las cuñadas"

  • Autoriza que se extraiga ADN de otras dos hermanas de las imputadas porque podrían haber tenido "participación ideológica y/o material" en el asesinato de Anabel Deza Vázquez.

El crimen de Anabel Deza Vázquez, la joven que fue hallada muerta el pasado 19 de abril en su vivienda de La Rinconada, podría haber sido decidido previamente por el clan de los Navarro y en el mismo habría participado otra cuñada. Esta hipótesis que baraja la Guardia Civil ha llevado al juez de refuerzo de Instrucción número 6 de Sevilla a autorizar que se extraiga el ADN a otras dos cuñadas de la víctima, las hermanas María Ángeles y Carmen N. S., para cotejarlo con los restos y huellas hallados en el escenario del asesinato para tratar de determinar si hubo "algún otro partícipe" que interviniera en la muerte.

En esta nueva línea de investigación, el instructor parte de que la decisión de acabar con la vida de Anabel podría haber sido "premeditada y concertada por las voluntades" de los integrantes fundamentales del clan, por cuanto "resulta contrario a la experiencia en la investigación de este tipo de grupos criminales -muy cohesionados, integrados por familiares de etnia gitana- el hecho de una actuación delictiva como la que culminó con la muerte violenta de Anabel se llevase a cabo por Elena y Rosa N. S. y Francisco Javier M. R., sin el concurso del resto de sus hermanos", según asegura el magistrado en un auto al que ha tenido acceso este periódico y en el que se autoriza la extracción de ADN de otras dos hermanas.

Dice el juez que dicho clan podría haber decidido acabar con la vida de Anabel porque existían "grandes y profundas desavenencias" entre la familia política y la víctima desde que ésta inició su relación con su marido, Diego N. S. -que falleció a finales de 2015-, por cuanto no aceptaban la relación con una paya. Esas desavenencias, prosigue el auto, se habrían incrementado tras la muerte de Diego porque la familia culpaba a Anabel del fallecimiento y ante la posibilidad de que la joven iniciara una relación "con otro miembro de la familia, no respetando el luto a que habría de someterse según las creencias del clan familia", lo que se habría traducido en "agresiones, acoso y amenazas" a Anabel.

Además, el juez recuerda que existen indicios de que los familiares de su esposo, relacionados con el tráfico de sustancias estupefacientes, estuviesen utilizando el domicilio de Anabel "a modo de almacén o punto de venta vinculado a esta ilícita actividad". La Guardia Civil sospecha que Anabel podría haber estado colaborando con la familia de su marido almacenando droga y dinero, aunque los agentes reconocen que no saben si esta acción pudo realizarla voluntariamente o coaccionada por su familia política.

El magistrado considera que las otras dos cuñadas que están siendo investigadas podrían haber intervenido en el asesinato a pesar de que los testigos sólo hayan identificado a los tres imputados anteriores, a los que vieron salir del domicilio en la mañana del 19 de abril. Así, explica que en la ejecución material del asesinato podría haber "algún otro partícipe", puesto que había otras posibilidades para salir de la casa, como por ejemplo un "patio trasero", o que abandonase el lugar del crimen "a pie en otra dirección, sin ser visto por los testigos".

En el auto se autoriza la toma de los perfiles genéticos de las hermanas María Ángeles y Carmen N. S. para cotejarlos con las muestras biológicas recogidas en la vivienda de la víctima, una prueba que se considera "idónea, necesaria y adecuada" para esclarecer la autoría del hecho criminal "al poder afirmar la presencia de otro posible partícipe en el momento y lugar en que se perpetró el crimen. La prueba de ADN permitirá obtener el perfil genético de uno de los posibles responsables de los hechos y cotejarlo con el ADN de las muestras halladas en el lugar del crimen, así como con las recogidas por la fuerza actuante en el curso de la investigación", añade.

El juez recuerda que los tres sospechosos que actualmente están en prisión -Elena y Rosa N. S. y el novio de esta última, Francisco Javier M. R.- mantenían presuntamente "desavenencias familiares" desde hace largo tiempo con Anabel Deza, lo que les llevó a agredirla violentamente, asestándole hasta 61 puñaladas en el cuerpo y golpeándola con violencia en la cabeza hasta causarle la muerte.

Los testigos han relatado cómo la mañana del crimen estos tres imputados se presentaron en el domicilio de la víctima, donde pudieron escuchar gritos de Anabel pidiendo auxilio. "¡Socorro, socorro, que me matan, ayudadme que me matan!", fueron los gritos que oyeron los vecinos, aunque inmediatamente dejaron de oírlos y salieron de la casa los tres investigados, tras cerrarla "con llave y comprobar que no les había visto nadie en el lugar", huyendo en un Peugeot 206 de color blanco propiedad de Francisco Javier.

Creen que una de las cuñadas no intervino

Otras fuentes consultadas por este periódico apuntan a que en realidad una de las detenidas no habría participado en los hechos y su imputación podría tratarse de un error, de ahí que ahora se investigue la participación de esta cuarta persona, otra de las cuñadas de Anabel Deza. De hecho, Elena N. S., que sigue en prisión, negó su participación en el crimen cuando compareció ante el juez y alegó que la mañana de autos se hallaba "trabajando" en el servicio municipal de limpieza. La defensa de Elena solicitó a la Audiencia su puesta en libertad, pero el tribunal ha confirmado la decisión del instructor al estimar que existen indicios suficientes contra ella. La Sección Primera entiende que de la instrucción practicada "se desprenden diversos datos probatorios de suficiente potencialidad que proporcionan una sólida apariencia de imputación subjetiva respecto" de los ahora investigados.

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