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Nueve policías destacan ante el juez la frialdad del descuartizador

  • Los agentes coinciden en que el asesino no mostró señal alguna de arrepentimiento

Nueve policías nacionales destacaron ayer ante el juez de Instrucción 5 de Dos Hermanas la frialdad con la que se comportó Francisco Javier Román de Dios la tarde del 29 de febrero, cuando la Policía descubrió el cadáver descuartizado de su tío, Diego de Dios Ronda, en la vivienda que compartía con éste, un piso de la calle Las Cabezas de San Juan. La primera intervención del patrullero de la comisaría de Dos Hermanas fue clave para que el presunto autor del crimen no se deshiciera del cuerpo, al que ya había cortado las piernas y eviscerado.

Durante la mañana de ayer comparecieron ante el juez del caso nueve agentes que trabajaron en la escena del crimen. Dos eran los integrantes de la patrulla que acudió a la llamada de los encargados de la bodega Sebastián, a la que la víctima acudía a diario, y que se mostraron extrañados porque llevara tres días sin aparecer por el bar. Por ello, decidieron ir a buscarla a su casa y, tras confirmar con un vecino que nadie lo había visto desde el viernes 26 de febrero, preguntaron al sobrino dónde estaba su tío. Éste respondió que tampoco lo había visto desde el viernes, pero los hosteleros sospecharon de su actitud, ya que les dijo que no había denunciado su desaparición ni tampoco lo había buscado por los hospitales.

Los dos encargados del bar llamaron a la Policía y explicaron lo que ocurría. Dos agentes de este cuerpo se presentaron en la vivienda de la calle Las Cabezas de San Juan y, tras insistir al sobrino para que les dejara entrar porque les hizo sospechar la actitud de éste, descubrieron lo que quedaba del cadáver troceado de su tío. También compareció ante el juez el jefe de sección de estos dos agentes que encontraron el cuerpo. Sin la insistencia de estos tres policías, probablemente el asesino habría tenido tiempo de deshacerse por completo del cadáver. De la profesionalidad de estos policías dice mucho el hecho de que incluso tenían planteado solicitar una orden judicial para entrar en la vivienda si Francisco Javier Román no les hubiera franqueado el acceso. Estos policías detuvieron al asesino confeso, que les admitió allí mismo que había matado a su tío y lo había descuartizado. El asesino tiró las vísceras al retrete y enterró las piernas en un descampado a las afueras de Dos Hermanas. Incluso la abogada de la defensa, Eva Mohedas, destacó la profesionalidad y el saber hacer de estos policías.

Otros cuatro testigos que acudieron ayer a declarar ante el juez fueron los agentes de la Policía Científica que realizaron la inspección ocular de la vivienda. Por último, comparecieron dos policías del Grupo de Homicidios de Sevilla, que fueron los que llevaron finalmente la investigación y recuperaron las piernas de la víctima tras someter al detenido a un interrogatorio.

Todos los agentes coincidieron en destacar que el sospechoso se mostró en todo momento muy frío y sin ningún signo de arrepentimiento. Sus testimonios concuerdan con los de los vecinos que declararon el lunes ante el juez del caso, que señalaron el carácter extraño del sobrino, adicto a la cocaína desde hace muchos años.

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