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Los psiquiatras del Penitenciario confirman que el parricida de Dos Hermanas sufre esquizofrenia paranoide

  • En su primer informe, indican que la hermana también estaba diagnosticada de esquizofrenia y la madre de un trastorno delirante.

Los psiquiatras del Hospital Psiquiátrico Penitenciario de Sevilla han emitido un primer informe sobre el estado de Luis Miguel Briz Torrico, el joven de 34 años de edad que ingresó en la cárcel de Sevilla-I tras confesar haber acabado con la vida de sus padres y de su hermana en Dos Hermanas, en el que establecen como diagnóstico previo que el imputado sufre una esquizofrenia paranoide.

Fuentes del caso han informado de que, en un informe fechado el pasado día 7 de marzo y elevado al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Dos Hermanas, los tres psiquiatras firmantes del escrito señalan, como "diagnóstico previo" y dentro del apartado "orientación diagnóstica", que el imputado sufre una esquizofrenia paranoide y un "episodio psicótico agudo". Asimismo, y tras entrevistarse con el parricida, los psiquiatras ponen de manifiesto en su informe que Luis Miguel Briz Torrico se mantiene "hostil, desconfiado y suspicaz" y, a veces, "amenazante en su expresión física y verbal", según han indicado las fuentes consultadas.

De otro lado, los psiquiatras ponen de manifiesto en su informe que la madre del imputado, interno actualmente en el Hospital Psiquiátrico Penitenciario, estaba diagnosticada de trastorno delirante, mientras que su hermana fue diagnosticada de esquizofrenia

En su declaración ante la juez instructora, el imputado aseguró que los hechos sucedieron al mediodía del día 28 de febrero, cuando comenzó una discusión con los fallecidos en el pasillo de la vivienda -primero con la hermana y luego con los padres- y observó que su progenitor portaba "escondido" un cuchillo con el que quiso agredirle, por lo que actuó en todo momento "en defensa propia". Tras cometer el triple crimen -primero mató a su hermana y luego a sus padres-, y después de tapar los cadáveres con una colcha, el imputado se quedó "llorando" junto a los cuerpos, aunque se sintió "satisfecho" y "liberado" al mismo tiempo, pues hay que recordar que el joven había denunciado que sus padres le hacían la vida imposible y que, incluso, querían acabar con su vida.

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