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Juicio a Ortega Cano

Dos testigos afirman que Ortega Cano cometió hasta tres infracciones de tráfico y circulaba muy rápido

  • Uno de los conductores cifra en 150 km/h la velocidad del torero y asegura que hizo un adelantamiento "muy peligroso". El médico y otra persona que le socorrió no percibieron alcohol en el acusado.

Dos testigos que han declarado este miércoles en el juicio contra el torero José Ortega Cano han asegurado que el diestro cometió hasta tres infracciones de tráfico pocos minutos antes del accidente y han opinado que el vehículo circulaba  muy rápido a una velocidad que uno de ellos ha cifrado entre 140 y 150 kilómetros por hora durante un adelantamiento, por lo que a su juicio se trató de una maniobra “muy peligrosa”. En la sesión de este miércoles, la primera persona que socorrió al diestro y el médico de Castilblanco han ratificado que no percibieron que el acusado estuviese embriagado, una percepción que también hicieron constar los sanitarios que le atendieron a su ingreso en el hospital Virgen Macarena de Sevilla.

Uno de los testigos ha afirmado en cuanto a la presunta conducción temeraria de Ortega Cano que el torero le adelantó poco antes del accidente con una línea continua y en un paso de cebra elevado, por lo que su novia, que le acompañaba en el coche, alertó al servicio de emergencias 112 porque pensó que este coche “podía haber provocado un accidente” por su forma de conducir. El testigo Álvaro R. D. ha explicado que este incidente se produjo cuando circulaba por la carretera de Villaverde a Burguillos y observó cómo un vehículo, que luego identificó como el del torero, se “acercaba y despegaba mucho” de su coche, aunque sin llegar a adelantarle en ese momento, lo que le hizo pensar que se trataba de una “broma”. El joven dijo que en ese instante, que sitúa en torno a las 22:10 del 28 de mayo de 2011 -unos minutos antes del accidente- circulaba a la velocidad permitida, entre 80 u 90 kilómetros por hora, por lo que el coche de Ortega Cano también respetaba el límite de velocidad. Aun así, la conducción “era extraña” y el vehículo hizo “eses” hasta en dos o tres ocasiones, ha dicho el testigo, que ha cifrado en dos o tres las infracciones que pudo cometer el torero.

 

Sin embargo, a la entrada de Burguillos, según este testigo, el Mercedes R-320 le adelantó a pesar de que había una línea continua y en un paso de cebra sobreelevado, llegando a circular durante “unos 500 metros” -entre ocho y diez segundos- por el carril contrario “el coche entero e incluso invadiendo el arcén” contrario. 

Este conductor añadió que al llegar a la zona del hotel La Alquería, el vehículo se echó a un lado, el conductor abrió la puerta e inclinó su cuerpo.  “Pensé que se encontraba en mal estado. No lo vi vomitar, el gesto puede ser”, precisó el testigo ante la pregunta concreta del fiscal. El joven añadió que luego vio el coche arrancado y con las luces encendidas pero sin nadie dentro.

 

Otro testigo,  Francisco José R. A., que circulaba por la misma carretera A-8002 poco antes del accidente, también ha ratificado que el vehículo del torero realizó un adelantamiento incorrecto, con una doble línea continua y cuando faltaban unos 20-30 metros de una curva sin visibilidad. Según este testimonio, el vehículo del torero adelantó en esas circunstancias a dos vehículos, el suyo y el que le precedía, y lo hizo “haciendo mucho ruido, echando humo negro y alejándose muy rápido”, a una velocidad que el testigo sitúa entre “140 o 150 casi seguro”. Para el testigo, ese adelantamiento fue “muy peligroso”, sobre todo si hubiera venido otro coche por el sentido contrario.

 

Sólo unos segundos después observó como otro coche que circulaba en sentido contrario le hizo indicaciones para que se detuviera, porque había ocurrido un accidente y esa persona “lo había visto todo”, una frase que esta persona no paraba de repetir. Así que paró su coche y llamó al 112, y una operadora le pidió que se dirigiera a uno de los coches, el Seat Altea de Carlos Parra, y empezó a hablar y a hacer gestos para decirle que pronto llegaría la ayuda, “pero no le contestaba nadie”.

Este testigo que le dijo que parara es Rafael V. R., que conducía un todoterreno y quien también ha rendido testimonio en el juzgado de lo Penal número 6 de Sevilla, donde ha indicado que el vehículo de Ortega Cano traía puestas las luces largas e iba “bastante ligero, venía muy rápido”. El testigo ha descrito la invasión del carril contrario por parte del torero y cómo el coche de la víctima, Carlos Parra, no hizo una maniobra evasiva porque “no tuvo tiempo de reaccionar” ante un impacto que ha calificado de “tremendo” .

 

Otro de los testigos que ha prestado testimonio este miércoles es Mariano A. V.,  que circulaba en una furgoneta Citroën C-15 y que colisionó con el motor que se desprendió del Seat Altea de Carlos Parra. Esta persona, que acudió a socorrer a Ortega Cano, ha asegurado que “no olió a alcohol” cuando se acercó hasta el torero, aunque ha precisado que no metió la cabeza en el vehículo y que tampoco olió a gasolina, aceite o a otros rastros del accidente

Vídeo: Ainhoa Ulla

Por su parte, el médico de Castilblanco de los Arroyos, Francisco Javier Valseca, que estaba de guardia en Burguillos y fue uno de los primeros en llegar, ha afirmado que “no sintió” olor a alcohol en José Ortega Cano, si bien señaló que “no prestó atención” a esto porque en ese momento lo que pretendía era salvarle la vida al herido.

El testigo sí ha dicho que el torero estaba “consciente”, aunque con la tensión en bajada. “Le dije maestro, soy Valseca, y me sonrió”, ha añadido el médico, que ha dicho que ha insistido en que lo prioritario era la asistencia sanitaria porque “el enfermo se moría por momentos”.

 

Sobre la ausencia de síntomas de conducir bajo la influencia del alcohol también ha declarado uno de los guardias civiles que participó en la instrucción de las primeras diligencias y el informe técnico sobra las causas del accidente. Este agente ha explicado que habló con el médico de Castilblanco y le preguntó si había observado síntoma de alcohol y éste le contesto que no, un extremo que también fue corroborado por los facultativos del hospital Virgen Macarena donde quedó ingresado el torero, ha comentado el testigo.

 

El guardia civil ha dicho que para la realización de ese informe técnico, al que más tarde siguió otro informe del Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico (ERAT) de Madrid, se observaron las huellas, restos y posición final de los vehículos, además de analizar los datos objetivos y las posibles causas del accidentes. Ese primer informe concluyó que el vehículo del torero invadió el carril de sentido contrario antes del impacto y señalaron que no advirtieron ninguna anomalía en la carretera que pudiera influir en el accidente, por lo que concluyeron que el conductor podría tener alteradas las condiciones psico-físicas y que la “violenta” colisión se produjo a gran velocidad.

 

El guardia civil señaló que el velocímetro del vehículo de Carlos Parra marcaba 60 kilómetros por hora, una referencia que indica que “al menos iba a esa velocidad”,  al tiempo que indicó que el coche de la víctima “pudo realizar” una leve maniobra para intentar esquivar el impacto, lo que explicaría que la colisión fuese fronto-lateral.

A su llegada a los juzgados, Ortega Cano ha reiterado que ese día no bebió nada y ha apostillado: "Me enfrento a lo que diga la justicia". En declaraciones a los periodistas ha afirmado que se encuentra bien de ánimo y ha añadido: "Vamos a los que Dios quiera". 

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