Almería

Triste historia de una inocente

  • Almería cerró 2012 con el impactante caso de la bebé raptada y asesinada.

Rafael Espino

Un ladrón común con dos detenciones a su espalda convertido en un presunto asesino de una niña de 16 meses. Esa es la cruda historia con la que cerró Almería el 2012. Jonathan Moya González, un joven de 26 años, vecino de Abrucena, ya está en la cárcel, pero su búsqueda y la de la pequeña, a la que raptó, duró exactamente una semana. Él fue localizado en un cortijo, vivo y escondiéndose de la Guardia Civil, ella en una mochila dentro de una balsa de riego. Las incógnitas sobre qué le motivó a realizar el crimen siguen presentes y el argumento del suceso ha convertido el caso en uno de los más macabros de la historia reciente de la provincia.

El 21 de diciembre, Gema Cuerda, una mujer de La Palma del Condado (Huelva)  lloraba desconsolada por una carretera de escaso tránsito del municipio de Gérgal. Dos agricultores la recogían, le prestaron cuidados y mientras tanto, ella le contaba lo que acababa de vivir. Había conocido a Jonathan (Juan para ella) por internet y, tras pasar ambos un mes encantador en el domicilio de la familia onubense, decidió viajar con su hija hasta Almería. La hermana de Jonathan (que no existe) les iba a hacer un vestido a medida para el bautizo, que sería en breve.

La primera noche la pasaron en el coche esperando a un supuesto amigo que les iba a mostrar caballos en una finca de Nacimiento. Entraba dentro de la lógica, Jonathan se inventó que era ganadero y rejoneador en corridas benéficas. Pero la cita con el hombre al que esperaron nunca se produjo. Gema afirmó que esa noche había sido violada y que, tras ello, pidió al presunto asesino que la llevara a Almería para regresar en autobús a Huelva. Él aceptó, pero al tratar de arrancar el coche, la batería estaba averiada. Gema se bajó para empujar y él se marchó con Miriam y lo poco que Gema había echado en la maleta para el viaje. La denuncia se produjo ese mismo día. La Guardia Civil empapeló las localidades de Fiñana, Abla y Abrucena con el retrato del joven y comenzó una intensa búsqueda por la zona. Cuatro días después de que los agentes rastrearan decenas de cortijos y parajes de la Comarca del Nacimiento, Jonathan llamó a la Guardia Civil. Se iba a entregar en un lugar determinado y a una hora. Era otra mentira, trató de distraerles mientras se las ingeniaba para abandonar la comarca. Pero su llamada delató su posición y el dispositivo continuó aún con más fuerza. Para entonces, Miriam estaría seguramente muerta.

Según Jonathan, la pequeña murió porque se le cayó al suelo y no sobrevivió a un golpe en la cabeza. El Instituto de Medicina Legal de Almería apuntó a que la muerte se produjo por daños en la misma parte del cuerpo. En la historia se cruza el nombre de Raúl R. F., un amigo de Jonathan detenido el mismo día de la aparición del cuerpo de Miriam y que debía estar en la cárcel por maltratar a su ex pareja.

Existe un ofrecimiento de 50.000 euros de Jonathan al supuesto cómplice "por un trabajo", pero el móvil sigue siendo indeterminado a la luz pública. Ahora, el presunto asesino trata de librar de culpa a Raúl enviando cartas al juez.

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