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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

fátima halcón. Presidenta de la fundación de estudios taurinos e historiadora del arte

"Picasso quiso hacer una plaza de toros cubierta, pero Franco se opuso"

  • Taurina apasionada, ha realizado importantes investigaciones sobre la arquitectura de las plazas de toros, los retablos del antiguo Reino de Sevilla o las haciendas de olivar.

La Historia del Arte y la Tauromaquia marcan la trayectoria académica y vital de esta profesora de la Universidad de Sevilla que ya desde la infancia se aficionó a las corridas de toros gracias al influjo familiar. Presidenta de la Fundación de Estudios Taurinos desde hace tres años, a Fátima Halcón se le deben algunos buenos trabajos sobre la arquitectura de las plazas de toros, gracias a los cuales, por ejemplo, conocemos mejor el complejo y dilatado proceso de construcción de la plaza de toros de Sevilla. Es el caso de investigaciones como La plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla o Aníbal González y la reforma de la plaza de toros de Sevilla. Pero su labor va mucho más allá del mundo de los toros. Junto a un equipo de investigadores ha recorrido todas las iglesias del antiguo Reino de Sevilla haciendo un exhaustivo estudio de sus retablos. El libro El retablo barroco sevillano. Desde sus orígenes a la actualidad, realizado junto a Francisco Herrera y Álvaro Recio, es una de esas obras realizadas para permanecer. Otros asuntos que le han interesado son las haciendas de olivar -un patrimonio en peligro- o el arte antiguo durante la Exposición Iberoamericana de 1929.

-Más allá de su afición por la tauromaquia, o precisamente por eso, usted ha investigado sobre la arquitectura de las plazas de toros. En concreto tiene un libro sobre la de la Real Maestranza de Sevilla. ¿Por qué es una plaza totalmente diferente a las demás?

-Por el propio proceso de construcción, que comenzó en la segunda mitad siglo XVIII, ya que con anterioridad sólo existieron plazas provisionales de madera. La obra se hizo poco a poco, conforme la Maestranza iba teniendo dinero para acometerla, por lo que podemos hablar de un dilatado proceso económico y artístico. Se conseguían recursos y se construía una ochava, que es como se llamaba a la unidad formada por cuatro arcos. Además, para hacer un edificio más sólido, la plaza se empezó a construir apoyada en las casas que ya existían en lo que hoy es la calle Adriano. A finales del XVIII estaba la mitad de la plaza construida, pero la otra mitad, como se ve en los grabados antiguos, siguió siendo un tinglado de madera.

-¿Tardó mucho en finalizarse?

-Sí, no se acabó hasta 1881. Esto hizo que la plaza se fuese acoplando al caserío, de ahí su forma irregular. Si usted la ve a vista de pájaro se dará cuenta de que la plaza no es redonda. Además, en un principio, estaba proyectada para que toda la fachada fuera un muro continuo, sólo con algunos huecos para las ventanas, siguiendo el modelo que Sabatini diseñó en el siglo XVIII y que se ubicó en la Puerta de Alcalá de Madrid. Pero cuando Carlos III visitó Sevilla, influenciado por el reciente descubrimiento de las ruinas de Pompeya y de su anfiteatro, ordenó que, al igual que éste, la fachada de la plaza que no se apoyaba en el caserío, la que da al río, tuviese una galería abierta para que se accediese a su interior desde una terraza. Desde el punto de vista arquitectónico, esto le da a la plaza de Sevilla una personalidad muy definida. No hay otra igual en el mundo.

"Las ciudades crecieron con las plazas de toros, que eran proyectos urbanísticos a gran escala"

-¿Además de la de Sevilla y la de Ronda, que caen por su propio peso, dígame cuáles son a su entender las plazas más hermosas?

-A mí me gustan mucho algunas pequeñas plazas de pueblo, como la del Poblado de las Virtudes, en Castilla la Mancha, que mantiene la forma cuadrilonga de las plazas antiguas; la de Fregenal de la Sierra, metida en un castillo... Otras más modernas como la de Madrid o Barcelona... Y, por supuesto, la México, que tiene unas dimensiones que te sobrepasan.

-Actualmente se hacen plazas de toros cubiertas, como la de San Sebastián...

-Lo curioso es que Picasso, Luis Miguel Dominguín y un arquitecto catalán llamado Antonio Bonet tuvieron un proyecto para hacer una plaza cubierta en Madrid. La querían hacer en la Casa de Campo e iba a estar recubierta de cerámica del propio Picasso.

-¿Y por qué no se hizo?

-Porque Franco se opuso.

-Una curiosidad, ¿por qué dejaron de ser las plazas cuadradas?

-Al principio, todas las fiestas de toros estaban vinculadas a la nobleza, que preferían los espacios cuadrilongos porque eran lo más parecido a un picadero. El problema es que el toro se refugiaba en las esquinas y no había forma de sacarlo de ahí. Primero se rodearon los vértices, luego se pasó al modelo ovalado y, finalmente, al redondo, que es el que facilita más la brega con el toro.

"La reforma de Aníbal González cambió por completo el sentido de la plaza de toros de Sevilla"

-En su libro A las cinco de la tarde: una historia social del toreo, el sociólogo Adrian Shubert defiende que, a finales del siglo XIX y principios del XX, las construcciones de las plazas de toros supusieron auténticas operaciones de desarrollo inmobiliario. Algo así -y eso lo digo yo- como hoy en día los campos de golf o los centros comerciales.

-Sí, las ciudades crecieron con las plazas se toros, que se construían en las afueras, entre otras razones porque antes se llevaba a los toros por las calles y era un peligro si uno se escapaba en pleno centro de la ciudad. En el momento que se construía una plaza de toros en la periferia surgía inmediatamente un barrio alrededor. Las plazas de toros eran proyectos urbanísticos a gran escala.

-¿Y el famoso Palco del Príncipe de la Maestranza de Sevilla, cuándo y por qué se hizo?

-Fue lo primero que se construyó. Cuando se proyectó, el hermano mayor de la Maestranza era un hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio, el infante don Felipe de Borbón y Farnesio, duque de Parma, que no viene a Sevilla pero demuestra mucho interés por la construcción de la plaza, por lo que mantiene una amplia correspondencia sobre el asunto y aprueba los planos que le mandaron. De hecho, en el archivo de Parma hay mucha documentación referente a este asunto. El Palco del Príncipe se le dedica a él.

-¿Por eso se llama del Príncipe y no del Rey?

-Claro. Para rematar el palco se hizo el escudo real con la corona y se flanqueó con las dos alegorías de los ríos Betis (Guadalquivir) y Eridanus (Po), que es el que recorre la región de Parma.

-A lo largo de la historia reciente han existido muchos proyectos de reforma de la plaza.

-Sí, porque el ruedo era enorme y se quería reducir. Ahí están los proyectos de arquitectos como José Sáez y López... Finalmente se encargó el famoso proyecto de Aníbal González, que redujo el ruedo construyendo las barreras y cambió por completo el sentido de la plaza.

-¿Cómo es eso?

-Tradicionalmente, las localidades más importantes eran las gradas, lo que hoy se llama tendido alto de sombra -por eso tienen ahí sus asientos la Maestranza y las autoridades-, pero con la reforma de Aníbal González pasaron a ser los tendidos y las barreras.

-Con la intervención de Aníbal González se cerró el canon de la plaza. Intentos posteriores de remodelación han encontrado una oposición muy fuerte.

-Sí, la plaza ya es prácticamente intocable. La intervención de Aníbal González fue en el momento de máximo esplendor del toreo y había una gran afluencia de público a las corridas. Desafortunadamente, hoy no podemos decir lo mismo. Es muy raro que se llene la plaza.

-Antes habló de la México. ¿Llegó pronto el fenómeno taurino a América?

-Desde la conquista. En todas las proclamaciones de los virreyes había fiestas de toros que se hacían en las plazas mayores. En la ciudad de México, por ejemplo, se realizaban en la Plaza del Zócalo. En los dos virreinatos, el Perú y la Nueva España, existían plazas de toros desde el siglo XVIII, como la de Acho de Lima o las de San Pablo y la del Volador, en México.

-Con la independencia de América, la afición taurina no retrocede, sino todo lo contrario...

-Sí, incluso empiezan a surgir ganaderías americanas. La fiesta está muy anclada en el mundo americano.

"En el siglo XVIII, hubo un auténtico 'boom' de las haciendas de olivar. Muchas se ampliaron"

-Dejemos de lado la tauromaquia. También ha investigado sobre las haciendas de olivar.

-Sí, sobre todo el boom que experimentaron estas construcciones en el siglo XVIII. En esos años muchas de las haciendas de olivar se remodelaron y agrandaron, sobre todo la parte del señorío. Encontré documentación sobre algunas de estas obras, como la de Palma Gallarda o La Buzona. El considerable aumento de la producción aceitera posibilitó que algunos propietarios mejorasen sus casas, añadiéndole una loggia, construyendo capillas o adornándolas con retablos, azulejos...

-Hay denuncias, como las realizada por Fernando Begines, que advierten que este patrimonio está desapareciendo.

-Sí, es una pena. Se han dejado caer muchas o, directamente, las han tirado. He visto algunas haciendas desaparecer, como la de El Corzo. Son edificios carísimos de mantener y no siempre el propietario de la finca está dispuesto a hacerlo, pero tenemos que comprende que es un patrimonio que hay que conservar. En eso estamos muy lejos de otros países europeos, como Francia e Inglaterra, donde los dueños siguen viviendo en sus casas de campo o las han transformado en escuelas culinarias, etcétera. En Sevilla, algunas se han salvado por el negocio de los eventos.

"No creo que evolucionemos hacia una fiesta sin muerte del toro. Antes iremos a la prohibición"

-También ha investigado a fondo los retablos de las iglesias de Sevilla.

-Junto a Francisco Herrera y Álvaro Recio visitamos todas las iglesias del antiguo Reino de Sevilla para estudiar sus retablos, primeros los barrocos y después desde el gótico hasta la actualidad. Fue un trabajo de campo largo y complicado.

-¿Y cuál es el origen y sentido de los retablos?

-Fundamentalmente tienen un sentido didáctico. Al principio sólo eran una tabla de altar con pinturas alusivas a la Historia Sagrada. Pero a partir del Gótico se fueron haciendo cada vez más complejos para enseñar a los fieles distintos pasajes de las Escrituras. Después del Concilio de Trento, que hizo hincapié en la didáctica a través de las imágenes, tuvo un gran desarrollo.

-Sin los retablos no se puede concebir el patrimonio artístico de Sevilla.

-Sí, es un patrimonio riquísimo que se exportó a América. Sevilla fue un foco de arte muy importante para el Nuevo Mundo, tanto exportando artistas que copiaban lo que se estaba haciendo aquí como enviando obras que se hacían en sus numerosos talleres.

-Usted es presidenta de la Fundación de Estudios Taurinos. ¿Cómo se hizo aficionada a los toros?

-Por tradición familiar. Mi padre era muy aficionado y desde pequeña lo acompañaba a la plaza. Luego, ya por mi cuenta, empecé a ir a corridas y festivales taurinos en muchos sitios.

-Ser taurino hoy en día es algo complicado. Hay sectores muy críticos con esta afición. Incluso se llega al insulto.

-La corriente antitaurina es muy fuerte y se ha vinculado demasiado a la política, algo que no ha pasado en países de tradición taurina, como Francia o Portugal. Si dices que eres aficionado a los toros hay gente que te mira con malos ojos. Pero somos muchos los taurinos que estamos dispuestos a defender la fiesta de los toros.

-Lo cierto es que el movimiento antitaurino siempre ha existido: los jesuitas, los ilustrados... Pero quizás estamos en el momento más virulento.

-El movimiento antitaurino ha sido siempre virulento. En otras épocas, incluso, consiguió que el Estado y la Iglesia llegasen a prohibir la fiesta. Por ahora, si exceptuamos Cataluña, no hemos llegado a ese extremo

-¿Cómo cree que va a evolucionar la fiesta?

-Vamos a tener muchos problemas desde el punto de vista social. En este sentido, habría que trabajar más para llevar la afición a la infancia, como ocurre en Portugal.

-Precisamente, algunos dicen que evolucionaremos a unos toros sin muerte, como en Portugal.

-No creo, porque en nuestra tradición es muy importante la muerte del toro. O se acepta esto o iremos a la prohibición.

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