Real Betis

El Betis, esa moneda al aire

  • El estilo de Setién sigue generando dudas en un proyecto que cierra la jornada 21ª en el puesto 13º y sin Copa

  • Sigue la sangría de goles encajados

Sergio León no disimula su contratriedad tras el tercer gol, obra de Iago Aspas, que lo celebra con sus compañeros.

Sergio León no disimula su contratriedad tras el tercer gol, obra de Iago Aspas, que lo celebra con sus compañeros. / salvador sas / efe

Llegaba el Betis a Balaídos con la ilusión en su gente de dar un golpe en la mesa para situarse séptimo en la clasificación, mirando de cerca a Europa ante un rival que tiene el mismo objetivo que los verdiblancos. Pero el gozo en un pozo. Los verdiblancos cerraron la jornada 21ª en el puesto 13º de la tabla; y tras ser apeados de la Copa ante un Cádiz plagado de suplentes; y tras ridículos varios, como en Eibar y Las Palmas o las goleadas encajadas ante Valencia o Barcelona. Qué mala manera de digerir el gozoso derbi... No hay remedio, se repite la historia, y la palabra mediocridad vuelve a aparececer en el horizonte de esos 52.000 aficionados que, poco a poco, van abriendo los ojos con los hechos y los datos objetivos que desprende el equipo de Quique Setién en estos momentos, cuya figura sigue generando muchas dudas en el aficionado que siente en verde y blanco.

En Balaídos volvieron a verse las carencias del Betis que dirige el técnico cántabro, sin plan B. Y da igual el marcador. Siempre la misma idea y ahí Unzué le ganó la batalla a su homólogo, dándole la pelota para aprovechar los errores béticos con las pérdidas en la salida de la pelota (así llegaron dos de los tres goles). Y lo peor es insistir en los mismos errores, como si no hubiese término medio. Una cuestión de tozudez. Y los datos son demoleadores: el Betis alcanzó los 50 goles en contra en esta temporada (en 23 partidos contando los dos de Copa, una media de 2,17 goles). Inconcebibles números para pretender ir a Europa.

Setién va de frente y repite siempre que no va a cambiar, que su filosofía es la que es y el espectáculo siempre prima, y que cuando lo fichó el Betis sabía qué entrenador firmaban. Al vestuario lo tiene convencido de que su idea es válida, pero la realidad a día de hoy indica que la cerrazón es perniciosa, y prueba de ella fue el plantamiento y lectura táctica de un Celta que a pesar del 3-2 con el que los verdiblancos maquillaron el partido pudo acabar el choque goleando. Y las excusas se acabaron para los que mandan, porque las carencias de la planificación siguen siendo evidentes, al margen del estilo implantado por Setién. 30 de enero y aún no ha llegado un central que desde el verano se sabía que era necesario, siguen en la plantilla futbolistas que ya han demostrado su falta de aptitud para jugar en el Betis, el entrenador destacando a Felipe Gutiérrez y dudas con Rubén a la hora de presionar...

Ya no es cuestión de pedir más paciencia ni de insistir en que esto es un proyecto a largo plazo, es una cuestión de acertar, de ser un club con gente competente -más allá de Serra Ferrer- que respire fútbol, que dé la cara no sólo cuando se logra una manita sino también cuando se reciba... Y no es una cuestión de dramatizar, sino de autocrítica, de exigencia, de dar un golpe de autoridad de una vez por todas y no desaprovechar oportunidades como la de anoche, de no marcar pautas a impulsos, de no reaccionar cuando el sillón se tambalea... Todavía hay tiempo para reaccionar.

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