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El Betis se quedó en la Campana (4-1)

  • Los de Víctor reciben otra goleada al desmoronarse tras encajar el 1-0 justo antes del descanso.

  • Sobre el césped se acaba reflejando la misma desidia que los dirigentes exhibieron al quedarse en la capital hispalense.

El Betis de Víctor Sánchez del Amo continuó en Las Palmas con esa caída libre que se viene avistando desde hace algún tiempo y que sólo ha encontrado atenuantes por el bajísimo nivel de la Liga. La Unión Deportiva, otro equipo en crisis y con dudas en torno a su banquillo, halló un triunfo reconfortante ante la desidia de los verdiblancos, que bajaron los brazos tras encajar el 1-0 justo antes del descanso en la enésima desaplicación defensiva.

Este Betis de Víctor es un reflejo de la institución. Descabezado, con sus máximos dirigentes dimitiendo del desplazamiento a tierras canarias pese a solicitar días antes compromiso al vestuario, en el club verdiblanco se estaba más pendiente de lo que sucedía en la Campana que en dignificar el escudo. Y así también pareció ocurrir en el terreno de juego.

Ni siquiera una primera media hora aceptable, con el Betis ejecutando esa presión alta que ordena la libreta de Víctor –quizá el único concepto del trabajo semanal que al menos se vislumbra por momentos– sirvió para enchufarse. Esa desconexión del juego amarillo no se trasladó a las áreas y la mejor ocasión estuvo en las botas de Boateng, que se estrelló con Adán en su intento de superarlo en el mano a mano.

Y cuando las escasas revoluciones del mediocampo desaparecieron, el conjunto canario ya empezó a sentirse cómodo con la pelota. Al ritmo de Roque Mesa y Jonathan Viera , los de Setién sí aprovecharon el segundo regalo defensivo para marcharse al descanso con ventaja. Una innecesaria falta de Mandi sobre Boateng estaría en el origen de otro error grosero en una acción a balón parado, que permitió que Roque Mesa y el delantero ghanés tocaran la pelota de cabeza dentro del área. La última dejada fue remachada a la red por Vicente Gómez sin oposición y el gol tendría un efecto decisivo en el desarrollo posterior del partido.

Y es que Las Palmas sí salió de la caseta con una marcha más, como si ese tanto hubiera supuesto una liberación después de esa mala racha de resultados que casi le cuesta el puesto a su entrenador. También ayudó el árbitro, aunque quedarse en ese análisis sería demasiado reduccionista para un segundo tiempo en el que Betis casi no compareció. El asistente dio validez a la arrancada de Boateng, en claro fuera de juego tras un pase de Jesé, que provocó el 2-0 cuando esta vez sí, el ghanés superó a Adán en su salida; y también pudo señalar penalti de Lemos por unas manos tras un centro de Álex Martínez. Pero claro, el Betis también tiene más fuerza en la Federación...

Todo lo que sucedió después fue un ejercicio de impotencia, que sólo encontró un rastro de orgullo en el epílogo. Tampoco la Unión Deportiva necesitó destaparse para sumar una goleada dolorosa para el aficionado bético. Jonathan Viera se coló hasta la cocina sin que un solo jugador le opusiera resistencia y anotó el 3-0 con el mismo suspense que el segundo al tocar el balón el poste izquierdo de Adán antes de tocar la red. El escarnio ya se alcanzaría con el 4-0, en un claro penalti de Pezzella sobre Jesé que exhibió la impericia del central argentino, que se libró de la expulsión por lo rotundo del resultado. El propio atacante se encargaría de la ejecución para justificar así otro encuentro jugado a las claritas.

Del Betis apenas existieron noticias hasta entonces. Sólo un remate de Rubén Castro al cazar un balón suelto en el área, pero que se estrelló en Lizoain. Víctor, que asistió atónito desde la banda a la descomposición de los suyos, había tratado de frenar la sangría con las entradas de Joaquín, Jonas Martin y Sanabria, y únicamente encontró la consolación en un excelente remate a bote pronto de Rafa Navarro, que al menos sumó un tanto al casillero bético. Ese arranque de orgullo del equipo sólo sirvió para maquillar el resultado.

Pezzella tapona un disparo de Boateng ante Adán. Pezzella tapona un disparo de Boateng ante Adán.

Pezzella tapona un disparo de Boateng ante Adán. / EFE

Otra jornada más para el oprobio que viene sufriendo el bético, que de nuevo tendrá que estar pendiente de lo que realice el Sporting para al menos evitar las pesadillas. Su equipo es ahora mismo un desastre. Sin identidad, sin fútbol, sin dirigentes a los que le acompañe la pasión necesaria para inyectarle compromiso al vestuario.

El Betis es el segundo equipo que menos puntos suma en la segunda vuelta, sólo uno más que ese Osasuna que ya sí sabe lo que es darle dos alegrías seguidas a los suyos. De la solidez defensiva pregonada por su entrenador no queda ni una señal, y como ante el Granada, en aquel encuentro en el que se inició el declive, los verdiblancos encajaron otros cuatro goles.

La intención de los dirigentes era la de finalizar la temporada sin mover nuevamente el banquillo –la pregonada continuidad de Víctor para el próximo año ya era una quimera–, pero la realidad de este Betis invita a la reflexión. En Las Palmas, los de Víctor ofrecieron unas sensaciones que no podrán ser defendidas ni por el director deportivo. Aunque para tomar una decisión habrá que esperar a que el Betis salga de la Campana...

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