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Idéntico discurrir, otros protagonistas

  • La situación del Betis de Víctor antes de la cita de Villarreal recuerda a la de hace una vuelta con Poyet

El entrenador bético, Víctor Sánchez del Amo, durante un entrenamiento.

El entrenador bético, Víctor Sánchez del Amo, durante un entrenamiento. / antonio pizarro

La derrota ante el Espanyol, fraguada en tres minutos fatídicos en los que encajó los goles de Javi Fuego y Reyes, sólo fue la prueba del algodón de que el Betis de Víctor Sánchez del Amo no funciona. Tras una reacción en sus primeros partidos como entrenador, el cuadro verdiblanco ha entrado en caída libre, tanto en resultados como en sensaciones, con sólo dos victorias en la segunda vuelta del campeonato, ante Málaga y Osasuna, precisamente dos de los rivales a los que también venció con Poyet.

El discurrir en este tramo de la competición se asemeja a la travesía con el entrenador uruguayo y que acabó en su destitución tras una derrota con el Villarreal, precisamente el rival que visita este martes el Benito Villamarín. Con distintos protagonistas, al menos en el banquillo y también en parte sobre el césped, únicamente la escasa puntuación necesaria para sellar la permanencia alivia la temporada bética.

La defensa realizada por los dirigentes del trabajo de Víctor recuerda al discurso que se mantuvo con Poyet hasta que los hechos, esa parte del lema de esta campaña que no ha aparecido en momento alguno, no dejaron otra vía de escape que despedir al uruguayo. Ahora, con una situación tranquila en la clasificación, de nuevo tanto el presidente, Ángel Haro, como el vicepresidente, José Miguel López Catalán, o el director deportivo, Miguel Torrecilla, han defendido públicamente al entrenador con la esperanza de finalizar la temporada sin más sobresaltos, pero la cruda realidad de este Betis coloca al técnico muy en entredicho para continuar el próximo año.

La insistencia del madrileño en ese planteamiento defensivo con tres centrales y en el que los encargados de asistir a los delanteros son jugadores que comenzaron la Liga como defensas -Durmisi, Piccini, Rafa Navarro...- ya no ofrece ni seguridad ni tampoco capacidad goleadora. Catorce tantos han encajado los verdiblancos en los siete últimos encuentros, en los que sólo ante Osasuna, y por la falta de eficacia del conjunto navarro que dispuso de claras ocasiones ante Adán, mantuvo la portería a cero, por los ocho que contabiliza a favor en ese mismo periodo.

De los diez goles de Rubén Castro, otro año más el máximo realizador bético, se pasa a los tres que acumulan Joaquín, que no marca desde que en la primera vuelta lo hiciera ante Osasuna en El Sadar, Álex Alegría, que tampoco ve puerta desde su gol al Barcelona en Heliópolis, y Sanabria, la gran inversión de la temporada y que suma un tanto cada 462 minutos de juego.

Precisamente, la situación de Rubén Castro también guarda similitud con la que vivió en la primera vuelta. Si entonces Poyet decidió la suplencia del canario por vez primera en el duelo ante Osasuna, ahora Víctor ha convertido a Rubén en un cambio habitual, pese a que éste ha roto su mala racha ante el gol y acumula dos tantos en los dos últimos encuentros. Incluso la sustitución del viernes en Cornellà-El Prat señaló directamente al banquillo, después de que el Betis diera un paso atrás con la entrada de Petros por el canario.

Un diferente protagonista sí es Dani Ceballos. En el ostracismo con Poyet, con quien incluso el utrerano ya se había planteado una salida en el mercado invernal, ahora el canterano es el guía y apenas la única luz del centro del campo. Ante el Espanyol no fue el partido que más se recordará de Dani Ceballos, aunque de nuevo apareció entre los mejores del Betis en estadísticas como en el porcentaje de pases con acierto o recuperaciones de balón. De la regularidad del utrerano dependen en buena parte las aspiraciones del cuadro bético para tener presencia en cada partido, algo que se echó en falta ante el Espanyol.

Como ocurriera en aquellas semanas previas al cambio de entrenador, el consejo bético sigue más preocupado de asuntos extradeportivos que de lo que sucede en el césped. Entonces, y tras el fracaso de la negociación con Lopera, los dirigentes ya empezaban a tantear a Luis Oliver, en unas conversaciones que cristalizaron en ese pacto que ha generado división entre los béticos. Ahora, de nuevo la situación institucional produce marejada en el consejo -la dimisión de José Montoro y la posible alternativa de Rafael Salas-. Y es que en este Betis los problemas deportivos llevan a apuntar más arriba que al entrenador de turno.

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