Real betis-Villarreal · la crónica

Loren premia a un fútbol muy distinto (2-1)

  • Los dos goles del debutante premian al cambio de estilo ordenado por Quique Setién.

  • El Betis, con tres centrales, fue mucho más práctico para protegerse y saber esperar.

  • Expulsión justa de Bonera en el minuto 31.

Loren celebra uno de sus dos tantos.

Loren celebra uno de sus dos tantos. / Antonio Pizarro

El Betis vuelve a sonreír y lo hace con motivos para ello. El cuadro de Quique Setién se reencontró con el triunfo ante un rival directo, como es en estos momentos el Villarreal y lo hizo, además, con un nombre propio. El delantero Loren, Morón de apellido, acaparó el protagonismo en su salto desde el filial al primer equipo. Lo hizo con dos goles de killer puro, de tremendo valor, uno con un tremendo disparo desde fuera del área y otro de pícaro al desviar con intención con la cabeza un lanzamiento de Fabián. También sirven, por supuesto que sí, como evidentemente es igual de válido el cambio de método del entrenador cántabro, aunque para ello tuviera que mediar la autoexpulsión de Bonera a la media hora de partido. Peor para el italiano y para el rival, está claro, en una tarde en la que en el primer resumen tampoco se puede obviar la lesión de Feddal.

Y en la disección de esta victoria lo primero que llama la atención es el cambio futbolístico ordenado por Quique Setién a los suyos. El técnico bético hace bien en proclamarse cabezón en las ruedas de prensa y en apelar a una única vía balompédica, pero a la hora de la verdad supo interpretar que los suyos necesitan variar el rumbo para volver a ser un equipo más solidario y duro para los adversarios. Llegaba, además, el Villarreal con un bagaje temible de cinco triunfos en los seis últimos partidos. Así que era mejor dejar la cualidad de terco apartada y optar por una vía más pragmática.

La elección, además, tuvo que ver con la incorporación a la plantilla de Marc Bartra. Tres centrales a escena, con el catalán en el medio de Mandi y Feddal, sale del once el dubitativo Javi García y hasta un cuarto central por delante de los otros tres, en este caso Amat. Era el cierre de una línea completada por los dos laterales, mucho más avanzados lógicamente, Barragán y Durmisi, con Guardado y Fabián formando un triángulo interior con el medio centro. Arriba, el debutante Loren era quien trataba de enlazar con un Rubén Castro mucho más avanzado.

Sobre el papel no era una mala elección de las piezas y el triunfo se iba a encargar de confirmarlo con el pitido final, pero otra cosa es lo que tiene relación con el fútbol desarrollado. Nada que ver con la filosofía defendida con tanta vehemencia por Setién, precisamente un Setién que saltaba como un verdadero poseso con los dos goles de Loren, como no podía ser de otra forma. Pero su Betis esta vez huía de los toques en corto para ir progresando con el balón, aunque sea a costa de ponerse en riesgo en la zona más retrasada.

Nada de eso, era un Betis muchísimo más lógico y coherente, un equipo que tampoco iba a buscar al Villarreal a las cercanías de sus dos centrales y que optaba por aguardar mucho más atrás a la espera de que el rival pudiera cometer un error en esas circulaciones que intenta a través de Rodri y Trigueros en la búsqueda de llegar hasta Bacca y Enes Ünal. De esta manera se desarrolló todo el primer periodo, sin apenas ocasiones que contabilizar en ninguna de las dos porterías y esto es francamente un buen dato cuando se analiza un partido del Betis. La referencia tiene que ver con el nulo sufrimiento de Adán y sus protectores lógicamente.

Pero al Betis le faltaba entonces algo más de salida, de capacidad para hacerle daño a un Villarreal que jugaba más cómodo y que trataba de tener la iniciativa en el juego. Pero la segunda parte del plan, la de saber esperar a que llegara el error de los amarillos en la salida del balón, más o menos lo que le suelen hacer a los verdiblancos la mayoría de los encuentros, le salió bien al Betis sobre la media hora. El fallo visitante dejó una pelota dividida en una zona que podía llegar a inquietar a Asenjo de caer del lado bético. Rubén Castro fue a por ella con decisión, el central italiano Bonera no lo hizo de la misma forma y sí entró de una manera violenta al canario. La jugada estaba arbitrada desde la no expulsión de Sergi Roberto en el Barcelona-Valencia, en la que la unanimidad fue absoluta sobre que era tarjeta roja. Así fue, a idéntica acción punible esta vez el castigo fue justo, tarjeta roja para el central del Villarreal y el Betis iba a jugar en superioridad dos tercios del partido.

Ni siquiera eso, sin embargo, alteró el plan de Setién, quien no movió ninguna pieza a la espera de tener más tiempo para diseccionar la nueva estrategia en el descanso. Pero cuando ya parecía que se llegaría a éste sin novedad llegó el trallazo espectacular de Loren.

Uno a cero y once contra diez, las cosas pintaban bien para el Betis y mejor aún se pondrían cuando el joven marbellí desvió con la cabeza, con mucha intención y habilidad, un tiro de Fabián. Fue diez minutos después de la lesión de Feddal, que puso a los béticos con la cabeza en otra parte y en peligro, sobre todo en un disparo al poste de Bacca. El triunfo ya no se podía escapar y ni siquiera el penalti transformado por el propio Bacca lo impidió. Loren, un debutante, le había puesto el nombre propio en positivo al cambio de manual de Setién. Así también valen los triunfos y alegran como el que más.

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