laliga santander

Sólo dignidad para morir en la orilla (1-0)

  • El Betis cae por la mínima en su despedida al querido Vicente Calderón, ante su falta de poderío en las áreas.

  • Los de Víctor sí reaccionaron al gol tempranero de Gaitán, pero su dominio fue estéril y sin generar peligro.

Al Betis de Víctor Sánchez del Amo le falta una marcha más como visitante. Ese poderío que exhibe en Heliópolis en las áreas se queda en nada cuando los verdiblancos ponen tierra de por medio. Ya le pasó en Ipurua, Mendizorroza y Riazor y este sábado, en su estadio talismán del que se pretendía despedir a lo grande, el Betis volvió a mostrarse feble en el sitio donde se deciden los encuentros. Un mal despeje de Donk lo condenó a la derrota, pero también la falta de recursos de esta plantilla convirtió en una tarea casi imposible igualar ese tanto inicial de Gaitán. Para Ganar en el Vicente Calderón se exige mucho más, casi tanto como poseían aquellos equipos campeones que ayer recibieron el homenaje del beticismo.

El escenario de las dos gestas más grande del Betis en los tiempos recientes quizá echó en falta esa calidad que sí atesoraban aquellos Betis ganadores. La plantilla confeccionada el pasado verano carece de las virtudes necesarias para ese pretendido salto de calidad y el cuadro verdiblanco, salvo que se refuerce con acierto en lo que queda de mercado, sólo parece capacitado para lograr una permanencia insulsa, con escaso aliciente para sus aficionados. Víctor ha enderezado el rumbo que dejó el desnortado Poyet, pero lejos de Heliópolis todavía no ha encontrado la fórmula para hacerse grande y este sábado murió nuevamente en la orilla.

No fue inferior el Betis a su rival, salvo en el primer cuarto de hora, pero eso fue definitivo. El Atlético rompió fácilmente la pretendida presión inicial de los de Víctor, que dejaron demasiados espacios para que los colchoneros se acercasen a las cercanías de Adán. En una de esas acciones, Donk, de central, despejó erróneamente tras resbalarse y la pelota cayó en el segundo palo para que Gaitán, más vivo que Piccini, la empujase a la red.

Con los precedentes de otras visitas se empezó a temer lo peor. Pero este Atlético ha perdido su identidad. Ya no acude a la presión con esa seguridad de antaño y tampoco ejecuta los contragolpes con la precisión de antes. Con Dani Ceballos al mando de las operaciones, el Betis empezó a adueñarse de la pelota y del escenario. El utrerano, multiplicado para aparecer por todos los lugares, otorgaba una salida limpia de la pelota, pero los verdiblancos no transformaron esa mejoría en ocasiones. Apenas un disparo de Rubén Castro desde la frontal y, sobre todo, un remate de puntera de Jonas Martin tras dejada de Brasanac, pusieron en apuros a Moyá.

Tampoco cambió la dinámica tras la salida de la caseta. El Atlético, temeroso y con poca presencia en la medular, se resguardaba cerca de su portería, mientras el Betis sí daba ese necesario paso adelante para buscar la igualada. Esa mejor presencia bética en el partido tampoco se convirtió en peligro real e incluso la mejor opción en ese arranque de segundo tiempo correspondió a Fernando Torres, pero su disparo cruzado casi sin ángulo encontró muy buena respuesta en Adán.

No desistieron los verdiblancos mientras las fuerzas acompañaron a Dani Ceballos, mal escoltado por Brasanac primero y por Joaquín después. Dos nuevos disparos de Rubén Castro, demasiado inocentes, fueron lo último que generó el Betis cuando todavía quedaban más de 20 minutos por delante.

Si Simeone había movido ficha con la entrada de Carrasco por Gaitán, Víctor trató de que su equipo diera un paso adelante e introdujo primero a Joaquín por el desacertado Brasanac y luego a Nahuel por José Carlos, con el consiguiente cambio de sistema para que el Betis adoptase un perfil más ofensivo.

Nada más lejos de la realidad. Ya fuera por el desacierto de los que entraron en el césped o por el cansancio que comenzó a aparecer en Dani Ceballos o Jonas Martin, el Betis dejó de inquietar a unAtlético que ya sí sintió cómodo para defender su ventaja. Incluso Carrasco dispuso de la mejor ocasión del segundo tiempo tras la única acción de mérito de los colchoneros, pero su potente derechazo se dirigió al cuerpo de un bien colocado Adán.

La postrera entrada de Zozulya por el voluntarioso Álex Alegría sólo sirvió para modificar la estadística. Ni el ucraniano posee las virtudes que demanda la máxima categoría ni el Betis encontró los arrestos necesarios para incomodar al Atlético, que ya se conformó con dejar pasar el tiempo. Ni siquiera en la última acción del partido, en una falta puesta en el área por Joaquín, hallaron los verdiblancos ese gol que les hubiera permitido despedirse por la puerta grande de su querido Vicente Calderón.

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