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Torpedo al 'Proyecto Serra'

  • El Betis, 17 días después, recibe cinco goles que dejan muy tocada la figura de Setién y una planificación coja por la falta de aptitud en el eje de la zaga

Jugadores del Eibar celebran uno de los cinco goles

Jugadores del Eibar celebran uno de los cinco goles

En Ipurua volvió el Betis de los viejos tiempos, el que parecía que había quedado atrás, que con Lorenzo Serra al mando nunca se iba a ver, pero el cuadro armero, que hasta ayer llevaba seis goles en Liga, ¡seis!, se encargó de enseñarle a los verdiblancos las carencias que aún tienen en un equipo que lleva varias jornadas en caída libre. Ni una ocasión clara en la primera parte, la gestión de Setién en el once inicial y durante el partido, una defensa blanda... Y una idea de juego retratada en un dato que lo evidencia todo: 25 goles recibidos en 12 encuentros. Una cifra insufrible para un equipo que tiene la ilusión de ir a Europa. Ahora, la realidad es que los de Heliópolis tienen ante el Girona una bala importante para no empezar a quedar en tierra en nadie, esa que conduce a la mediocridad, y al menos seguir alimentando ese deseo.

El Betis perdió en la fría noche de Eibar la ocasión de demostrar que este año sí quiere dar un salto de verdad, de pelear por jugar en el Viejo Continente. Era la noche propicia, pero el Proyecto Serra tiene aún muchas cosas que mejorar y dudas, como las que existen en torno a la figura de Quique Setién, que empieza a perder puntos, aunque el técnico siempre ha sido claro en su idea y no ha engañado a nadie. En verano llamó la atención que Serra Ferrer aceptase la llegada del actual entrenador, que contaba con el visto bueno de Ángel Haro y José Miguel López Catalán, por una sencilla razón. Los Betis de Serra se caracterizaron, al menos en su primera etapa, por tener una defensa sólida (Jaro llegó a ganar el Trofeo Zamora con los mismos 25 goles que hoy ya ha encajado el Betis...) y aunque luego sus equipos evolucionaron hacia un fútbol vistoso siempre pero con el equilibrio en defensa, como el de 2005, con Juanito y Rivas en su mejor versión, Assunçao al mando con el balón parado como arma, y Edu, Joaquín y Oliveira saliendo a la contra. Nada que ver con la idea de juego actual.

Otro aspecto que también se veía venir en pretemporada era la falta de otro central de nivel, además de Feddal. 116 goles había recibido el Betis en las dos últimas temporadas. Casi nada... y los problemas siguen existiendo. Feddal hace mejor a Mandi y el nivel de aptitud de Jordi Amat, con aires de Figueras, y Tosca no está acorde al que requiere un equipo que de verdad quiere soñar con Europa.

Por todo esto, el Betis de Ipurua pareció anoche en muchos aspectos al de Poyet o el de Víctor, o incluso se puede mirar un poco más atrás. Aquellas goleadas ante Granada, Leganés, Alavés... Una humillación de ese nivel fue la que sufrió ayer el cuadro heliopolitano. Y ya se acabaron las excusas. Ni estabilidad accionarial ni otros argumentos inútiles para defender lo indefendible de años atrás y cuyo fantasma, el de la mediocridad, llamó a la puerta de los verdiblancos.

Ahora, el bético se aferra a la figura de Lorenzo Serra Ferrer para volver a enderezar un proyecto que recibió un torpedo en la línea de flotación. Y todo, además, en los días previos a una junta calificada ridículamente de "histórica" por el círculo más cercano al actual poder, vendiendo la utopía del Betis de los béticos con unos pactos que están al nivel del 5-0 en Eibar. Sí, el Eibar...

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