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Vencer a la mediocridad

  • Con una amplia renta aún sobre el descenso, los de Víctor sólo alejarán los fantasmas con el regreso a la victoria

  • Una derrota dejaría en manos del consejo el futuro del entrenador

Joaquín y Rubén Castro, durante el entrenamiento.

Joaquín y Rubén Castro, durante el entrenamiento. / Antonio Pizarro

Con la zona de descenso todavía demasiado lejana como para encender las alarmas, el Betis de Víctor Sánchez del Amo necesita una victoria para superar su ya casi insoportable mediocridad y, a la vez, conseguir la calma que demandan sus hastiados aficionados en este sprint final de la Liga sin alicientes. No corre peligro de descenso el cuadro verdiblacno debido a esa incapacidad para ganar de los tres últimos clasificados, pero el bético merece al menos una alegría de vez en cuando, que tampoco exige demasiado en los últimos tiempos la grada del Villamarín.

El conformismo instalado en el club, con los máximos dirigentes desaparecidos de la escena pública y de nuevo apuntando a la próxima temporada con un discurso similar al de hace un año, se refleja sobre el terreno de juego. Al menos esta semana Adán, uno de los capitanes, ha levantado la voz para reconocer la realidad que atraviesa la entidad una temporada sí y otra también, en un mensaje que sonó casi a desesperación y en el que solicitó el cierre de filas para ahuyentar los fantasmas cuanto antes. En dos victorias ubicó la tranquilidad el meta bético, quizá apuntando demasiado alto, pero sí es cierto que los verdiblancos necesitan ganar cuanto antes para cambiar su negativa dinámica.

Aunque los resultados de los tres últimos clasificados no ahoga el discurrir bético, otro traspié ante el Eibar dejaría muy tocado a Víctor, que dejaría su futuro en manos del consejo. Las tres derrotas seguidas -Espanyol, Villarreal y Las Palmas- y la paupérrima segunda vuelta del equipo han dejado bajo mínimos al entrenador, al que sólo sostiene el deseo de los dirigentes de finalizar la temporada sin más cambios y con las manos libres para virar el rumbo de cara a la próxima temporada.

Fuente: Elaboración propia/Gráfico: Dpto. de Infografía Fuente: Elaboración propia/Gráfico: Dpto. de Infografía

Fuente: Elaboración propia/Gráfico: Dpto. de Infografía

Tras el varapalo de Las Palmas, Víctor volverá a mover la alineación, aunque no se espera que altere de inicio ese 5-3-2 que ha convertido en su esquema fetiche. La situación del Betis, con una grada inquieta y decepcionada con los suyos, requiere de jugadores con experiencia y nadie mejor que Joaquín para tirar de galones. Suplente desde hace demasiado tiempo, el portuense podría ocupar un lugar en la medular y así añadir un socio más para Rubén Pardo y Dani Ceballos, los dos únicos que manejan con soltura la pelota.

Si los verdiblancos vienen ejecutando esa presión alta que ordena el entrenador para frenar la salida de los rivales, con el balón se echa en falta una mayor calidad que permita poner en ventaja a los delanteros. Ni Brasanac ni Petros, los últimos acompañantes en el centro del campo, destacan por esa faceta ofensiva que necesita este Betis para cambiar su imagen.

Si los de Víctor deben reencontrarse a sí mismos, al menos en esa versión local que llegó de la mano del madrileño, su rival de esta tarde no se lo pondrá sencillo. José Luis Mendilibar, renovado esta semana al frente del Eibar, ha conseguido una identidad reconocible para su equipo y con una excelente segunda vuelta se ha metido de lleno en la pelea por las competiciones europeas. Aprovechando al máximo las condiciones de una plantilla con los efectivos justos, el técnico vasco ha confeccionado un equipo ordenado, en el que brilla el colectivo por encima del rendimiento individual y que se siente tan cómodo con el 4-4-2 como con el 4-2-3-1. Además, Pedro León ha recuperado su mejor versión, con lo que supone disponer de su excelente golpeo, tanto en acciones posicionales como a balón parado, un arma que precisamente Víctor quiere rescatar para los suyos.

Con el siempre protagonista Mateu Lahoz como responsable arbitral -su último arbitraje al Betis en el Santiago Bernabéu provocó el enfado de los dirigentes-, los verdiblancos necesitan sumar tres puntos para olvidar, aunque sea por un instante, otra temporada de mediocridad.

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