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Un cinturón para ajustar el abrigo

  • El doble pivote ante Atlético y Málaga permite a los de Setién resguardarse más y ser menos previsibles en el inicio del juego

  • La vuelta de Feddal equilibra atrás

Serra Ferrer y Setién dialogan en el almuerzo de Navidad del club verdiblanco.

Serra Ferrer y Setién dialogan en el almuerzo de Navidad del club verdiblanco. / antonio pizarro

El Betis logró en Málaga un triunfo basado en la idea de juego de Quique Setién, pero con algunos matices que ya se pudieron ver en el encuentro ante el Atlético de Madrid. Sobre todo, para dotar de fortaleza al centro del campo y la defensa, con el objetivo de frenar la sangría de goles recibidos (29) -algo que preocupaba mucho a Lorenzo Serra Ferrer-, de ahí la utilización del doble pivote ante los de Simeone y los costasoleños, con la baja de Javi García. Fabián y Guardado formaron pareja frente a los rojiblanco y Amat y el palaciego el pasado lunes.

En el choque ante el Atlético, Fabián fue el que iniciaba el juego y Guardado retrasaba su posición de interior para ayudar al canterano en la salida de la pelota. Así, el centrocampista de Los Palacios, al contrario que ha hecho Javi García en muchos partidos, no se metía entre los centrales para comenzar la elaboración del fútbol, sino que caía un poco a la derecha a la vez que Barragán adelantaba su posición. Con este modo de sacar el balón, el Betis también deja de ser un equipo previsible, con los movimientos tácticos más que estudiados por sus rivales. Lo mismo ocurrió ante el Málaga. En ningún momento, ni Amat ni Fabián se incrustaron entre Feddal y Mandi para comenzar el juego. El primero no se complicaba nunca y se sentía más arropado por su compañero, al que su físico le permitía descolgarse a la hora de organizar el fútbol para acabar firmando un sensacional partido.

Con ese doble pivote, el Betis se siente más resguardado, también, evitando ese problema que con Javi García como único pivote -con poca ayuda defensiva de los dos interiores- se ha visto en muchos partidos, la cantidad de metros que el medio centro de Mula tenía que abarcar, de ahí la facilidad, en muchas ocasiones, de los rivales para hacerle daño a la zaga bética por el centro.

A esto hay que unirle la vuelta de Feddal para dotar de equilibrio al equipo de Setién, que ante el Málaga funcionó bien como bloque y creó bastante peligro al contraataque y con los pases al hueco, sin renunciar a su fútbol combinativo, pero el de verdad -no el de toque y toque para no generar nada-, como se comprobó en el gol de Sergio León, tras una asistencia de Joaquín, y en el de Camarasa, con una contra finalizada tras una subida y buen centro de Barragán. Así, se vio un Betis con verticalidad, buscando la anchura para crear peligro, sobre todo por la banda derecha, lugar por donde volcó el mayor porcentaje de ataque (53%), con jugadores como Joaquín y el lateral cedido por el Boro. El otro costado estuvo más apagado, con un irregular Durmisi y un guadianesco Tello (30%). Otro dato a tener en cuenta es el de la posesión, con un 45% para el Málaga y un 55% para un Betis que volvió a sufrir defendiendo a balón parado, con fallos en las marcas, como se vio en los primeros veinte minutos de partido en La Rosaleda.

La victoria ante el Málaga dio vida a un conjunto verdiblanco que ante el Athletic intentará confirmar que lo conseguido ante los blanquiazules es un punto de inflexión real, además de encarar el derbi con el ánimo reforzado y seguir mirando a la zona europea, que es por lo que debe luchar para no convertir la temporada en un fracaso absoluto, después de lo sucedido en la Copa. Y para ello tiene el mercado de invierno a la vuelta de la esquina, con Rubén Castro presente y a la búsqueda de un central -como mínimo debería ser del nivel de Feddal- y algún hombre de banda. Más mimbres para una idea de juego matizada.

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