málaga | betis · A ras de hierba

Del todo o nada al gato panza arriba

  • Sin Rubén Castro, Víctor Sánchez apostó por la contra en la primera parte para acumular jugadores atrás al final al defender el 1-2.

  • El centro del campo de Torrecilla hizo aguas.

Felipe Gutiérrez, Jonas Martin y Pezzella pugnan por el balón ante varios jugadores del Málaga.

Felipe Gutiérrez, Jonas Martin y Pezzella pugnan por el balón ante varios jugadores del Málaga. / javier albiñana

Del forzado perdón de los jugadores en Granada se pasó a la conjura, que apenas duró 45 minutos, en el derbi. Pero con las miradas de muchos pendientes de la actitud de los futbolistas del Betis en el campo el centro de atención fue Víctor Sánchez del Amo. Arrebato de entrenador. Rubén Castro se quedó en Sevilla, Durmisi y Dani Ceballos en el banquillo de salida y Joaquín, que sale de una lesión, en la grada de La Rosaleda al ser el descarte del preparador madrileño. La cuestión era: ¿sin estos cuatro, cómo se ataca?

Los técnicos, por norma general, piensan que nadie sabe más de fútbol que ellos. De haberle hecho esta pregunta a Víctor antes del choque éste hubiera salido con una respuesta tan larga como técnica e ininteligible. Sobre el césped la solución fue más clara: patadón y tentetieso. Arriba estaba completamente aislado Sanabria, pelándose con viejas glorias como Demichelis que está llegando a un punto en su carrera en la que debe lamentarse por no haber colgado antes las botas con ciertos honores. Entonces el entrenador diría que ése no era plan porque por atrás había un centro del campo que debía conectar con el paraguayo. Una línea que, en palabras del director deportivo bético, Miguel Torrecilla, es la mejor de la Liga quitando a los grandes. Ahí estaban Jonas Martin, Felipe Gutiérrez y Brasanac, junto a Rubén Pardo para hacer jugar al equipo, pero lo ciertos es que apenas olieron siquiera el esférico.

El control no lo tenía el Betis porque nadie lo quería. Nadie se ofrecía y ninguno tiene la calidad suficiente para llevarlo desde atrás a la zona de vanguardia. No hay más. El balón no pasaba por la medular y los centrocapistas, llegadores, ni siquiera se asomaban por el área hasta el punto que dos defensas como Rafa Navarro y Álex Martínez dispararon más que los medios. El plan de buscar el contragolpe en la primera mitad hizo aguas y con el garrafal error de Tosca pintaba aún peor.

Tocaba reaccionar. Sanabria podía estar tres partidos tratando de bajar los balones aéreos que volaban desde la defensa cuatro encuentros seguidos que no conseguiría nada. Y Víctor, entonces, tiró de cordura. De sentido común. Y con Dani Ceballos en el campo en la reanudación todo cambió. De fiarlo todo al contragolpe en el primer tiempo se pasó a (intentar) jugar al fútbol en el segundo con alguien capaz de crear.

Cierto es que el canterano no intervino en el tanto de Jonas Martin, que aprovechó una gran asistencia de Brasanac, pero no lo es menos que con el utrerano en el campo la sensación era otra. Había otras fórmulas para llegar al área rival que los balones en largo o esperar el fallo. Y Víctor dio otra vuelta de tuerca con la entrada de Álex Alegría en busca de un triunfo que se le resistía ya seis jornadas. ¡Ambición! Dos delanteros, una fórmula con la que históricamente Rubén Castro también funcionó -mejor que en la banda izquierda a la que lo condenó Gustavo Poyet- vestido de verdiblanco.

Tampoco es que el 1-2 llegara tras una gran combinación, pero Sanabria estaba donde tienen que estar los delanteros para aprovechar los regalos del rival. Y seguramente más fresco, porque tras el descanso tuvo que pelearse menos con la defensa rival ni correr sin sentido en una presión estéril.

Nada evitó, sin embargo, que el Betis diese un paso atrás después del 1-2 y acabase defendiendo como gato panza arriba ante el equipo del Gato Romero. Gato contra gato, pese a contar con dos puntas que en los últimos 10 minutos no aparecieron ni para contragolpear. Pero da igual lo que se le pregunte a Víctor, ¿por qué esto o por qué lo otro?, la respuesta acabará a cualquier cuestión acabará con que se ganaron tres puntos.

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