únicamente la bajísima puntuación de los tres últimos clasificados permite que el Betis acuda hoy a Las Palmas sin esa presión añadida de un posible descenso de categoría. Sin tener asegurada todavía la permanencia, los nueve puntos de ventaja con el Sporting otorgan un cómodo colchón a los dirigentes, que no a su entrenador, un Víctor Sánchez del Amo muy cuestionado tanto dentro como fuera de la entidad y que necesita una victoria cuanto antes para recuperar algo de su escaso crédito.

Nueve puntos ha sumado el equipo verdiblanco en las 11 jornadas disputadas de la segunda vuelta, sólo por encima de los cinco de Osasuna, lo que refleja claramente esa caída libre experimentada por el Betis de Víctor. La llegada del madrileño frenó la hemorragia que dejó el incontinente Gustavo Poyet, pero el transcurso de las jornadas ha dejado la imagen de un entrenador más preocupado de agradar a los superiores que de maximizar el rendimiento de su equipo.

Precisamente, Víctor se estrenó en el banquillo bético hace justo una vuelta, con una victoria ante la Unión Deportiva en Heliópolis. Aquella noche, Dani Ceballos y Petros ejecutaron a la perfección el plan diseñado por el técnico, con una presión alta que ahogó a Roque Mesa, la referencia del equipo de Quique Setién a la hora de iniciar el juego desde atrás. Esa misma idea tratará de llevarse a cabo esta tarde en tierras canarias, donde incluso los locales aumentan esos riesgos con la pelota, para lo que Víctor medita reforzar el centro del campo con un elemento más, como ya hiciera en La Rosaleda en la última victoria foránea. Las dos derrotas consecutivas ante Espanyol y Villarreal han castigado los planteamientos del entrenador, que hoy introducirá una novedad en cada línea para tratar de mejorar tantos los aspectos ofensivos como defensivos.

La semana en verdiblanco ha sido agitada. La visita de los dirigentes al vestuario el pasado miércoles se zanjó con una petición de máxima implicación para revertir la dinámica. La respuesta de Víctor ha sido la inclusión de todos los capitanes en la convocatoria e incluso Joaquín, que no sale desde el inicio desde el pasado año, podría aparecer hoy entre los titulares para que ejerza sobre el césped su liderazgo de la caseta.

Si el ambiente está enrarecido en Heliópolis, otro tanto ocurre en Las Palmas con la figura de Setién. Anunciado su adiós para la próxima temporada tras el último triunfo en casa ante el Villarreal, y después de unas negociaciones para renovar con filtraciones interesadas, el cántabro se encuentra en el disparadero. El propio técnico manifestó ayer que el presidente le ha garantizado la continuidad hasta el final de la temporada, aunque una derrota ante el Betis lo dejaría en una situación complicada antes de tiempo.

La confianza canaria pasa por su trayectoria como local en esta Liga. 29 de los 35 puntos que refleja su casillero en la clasificación los ha sumado al calor de sus aficionados, donde únicamente ha perdido dos encuentros -Sevilla (0-1) y Real Sociedad (0-1)-. Alejado del sueño europeo que se alimentó con la llegada en el mercado invernal de jugadores como Jesé y Halilovic, la Unión Deportiva tratará de recuperar la alegría, y la normalidad, con el regreso a la victoria.

Las dos derrotas de esta semana ante Celta y Eibar, ambas fuera de casa, obligan a los de Setién ante sus aficionados, por lo que jugadores como Jesé, Dani Castellano o Boateng, suplentes en el último duelo ante las rotaciones impuestas por el técnico, regresan al once.

Pese a todo, el Betis de Víctor no tiene excusas. Sólo dos victorias en la segunda vuelta del campeonato dejan en mal lugar al técnico, que repite una y otra vez que su equipo está en crecimiento pero sin que los resultados o el juego desplegado por los suyos acompañen ese mensaje. Sin jugarse el puesto, salvo una debacle como la que se produjo en Granada, el cuadro verdiblanco tiene hoy un partido para romper mucho más que una mala dinámica.