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Las pizarras se quedaron esta vez a cero (0-0)

  • Betis y Real Sociedad firman otras tablas pero sin goles en un duelo con alternativas y en el que los verdiblancos lo buscaron más tras el descanso.

  • Moyà fue el mejor visitante y Adán salvó ante Odriozola.

Las casas de apuestas seguro que se han frotado las manos esta temporada con el Betis y la Real Sociedad. Tras el espectacular 4-4 de la primera vuelta, todos auguraban otro duelo abierto y con goles en el Benito Villamarín, entre dos conjuntos que sumaban 97 tantos en contra en la Liga. Nada más lejos de la realidad. Heliopolitanos y donostiarras firmaron otras tablas, pero esta vez a cero, un resultado justo por lo visto sobre el terreno de juego, en el que lo mejor fueron ambos porteros.

Las pizarras de Quique Setién y Eusebio Sacristán se encaminaron a frenar el caudal ofensivo de su contrincante, aunque cada uno con sus matices. El bético sacó de inicio su versión más defensiva, ésa que le solicitan sus críticos para equilibrar la balanza de goles en contra. Con cinco zagueros y dos pivotes, a los verdiblancos les costó combinar como en otras ocasiones y buscaron más el espacio para intentar hacer daño a su rival. La Real echó en falta a sus delanteros más de área y su fútbol careció de profundidad pese a que también mandó con la pelota. Las ausencias de Willian José y Aguirretxe penalizaron a una Real que murió casi siempre en la orilla. Y cuando consiguió superarla emergió la figura de Adán, sobre todo en un remate de Odriozola al que respondió con una estirada ejemplar.

Más trabajo acumuló el debutante Moyà, que respondió a la perfección a la confianza mostrada por Eusebio. Sin pisar siquiera San Sebastián, el meta balear justificó su alineación con media docena de intervenciones de mérito, sobre todo en sendas acciones de Tello en las que se empleó a fondo para cerrar el candado de su portería.

Setién y Eusebio se conocen a la perfección y eso se notó desde el arranque. Ambos técnicos ordenaron presionar la salida de la pelota del rival, lo que prácticamente obligó tanto a Adán como a Moyà a jugar en largo, en un fútbol a contraestilo. Sólo alguna arrancada de Canales, por el lado donostiarra, o la velocidad de Tello rompieron líneas para hacer trabajar a las defensas.

Si el cántabro lo intentó sobre todo al inicio, la mejor oportunidad de los primeros 45 minutos la tendría el catalán. Un saque en largo de Adán y peinado por Sergio León acabó en los pies de Tello tras un despeje defectuoso de la zaga realista. Ahí apareció la figura de Moyà, otorgándole la razón a Eusebio con su precipitado estreno, para sacar el brazo derecho y desviar el lanzamiento del bético en el mano a mano.

Fue la mejor ocasión de un primer tiempo con alternativas. La Real merodeó algo más el área bética, pero sin probar a Adán. Su acercamiento más peligroso llegó al filo del descanso, tras un contragolpe lanzado por Oyarzabal que acabó en un centro de Juanmi al corazón del área, aunque no halló rematador y sí un fuerte encontronazo entre Zurutuza y Adán.

Boudebouz, sin su socio Joaquín a su lado, apenas intervino en el juego y el Betis quedó a merced de la velocidad de Tello y Sergio León, su pareja de ataque.

Las imágenes del Betis-Real Sociedad Las imágenes del Betis-Real Sociedad

Las imágenes del Betis-Real Sociedad / Antonio Pizarro

Tampoco la Real metió miedo en los últimos metros. Con Oyarzabal como delantero, a los donostiarras les faltó la profundidad que les otorga la presencia de un jugador de referencia como Willian José o Agirretxe.

A la salida de vestuarios sí compareció un Betis con una marcha más en el ataque. Tello, hasta en tres ocasiones, y Júnior, tras un pase de Fabián, probaron suerte en un arranque de segundo tiempo en el que los verdiblancos acumularon méritos para ponerse en ventaja.

La Real pareció aturdida por esa mayor mordiente bética, pero se mantuvo en el partido. Eusebio movió ficha colocando al canterano Guridi en un intento de recobrar la posesión; Setién metió artillería con la entrada de Joaquín y Rubén Castro.

El canario sería protagonista de la siguiente acción de ataque, pero su disparo, mordido, no puso en problemas a Moyà; más peligro llevó otra jugada iniciada por Rubén, que continuó Tello con un pase a Júnior, que se había internado en el área, pero su disparo se fue excesivamente cruzado.

Tras esos arreones verdiblancos, la Real volvió a recuperar presencia. Con Guridi ya asociándose con Illarramendi y Canales, los donostiarras se asomaron de nuevo al área bética. Y la ocasión más clara apareció en las botas de Odriozola, que recibió un pase interior, y remató a escasos metros de Adán. El guante derecho del portero verdiblanco tocó lo justo para desviar la pelota a saque de esquina.

La reacción de Setién fue la de reforzar el entramado defensivo, como su idea inicial de partido. Camarasa al campo por Tello para dotar de músculo a la medular y así frenar a una Real que de nuevo combinaba con comodidad en el campo del Betis.

Aun así, los verdiblancos dispusieron de la última ocasión de clara del partido. Una arrancada de Joaquín desde casi el área propia, en la que Zubeldia no lo pudo derribar al más puro estilo del rugby, finalizó con un pase filtrado de Fabián al propio portuense, ya en el área realista. Su disparo, tras driblar a Moyà, acabó en el lateral de la red, lo que provocó el suspiro del meta y el abrazo al propio Joaquín.

Ninguno se marchó descontento a la caseta. Las tablas reflejaron ese partido con alternativas que se dibujó en la previa, pero esta vez las pizarras favorecieron que se quedara a cero.

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