víctor sánchez del amo. entrenador del real betis balompié

"¿Futuro seguro? No tengo duda ni hay que estar recordándolo"

  • El madrileño ya tiene en su cabeza el Betis del próximo año, aunque confía en mejorar en la recta final de esta campaña.

  • Apasionado del fútbol, el técnico elude el cartel de defensivo y sí ampara su sistema.

"¿Futuro seguro? No tengo duda ni hay que estar recordándolo"

"¿Futuro seguro? No tengo duda ni hay que estar recordándolo"

-¿Se encuentra el equipo en el estado que usted pretendía?

-Si tiene que estar como yo quiera, nunca lo va a estar. Soy tan exigente que nunca me conformo. Siempre hay cosas que mejorar, trabajo que hacer para implementar y aumentar el nivel competitivo. Estoy seguro de que estamos en una línea de trabajo muy positiva y de crecimiento.

-Desde que llegó colocó una línea de tres centrales. ¿Es algo inamovible o se vio obligado por las cualidades del equipo?

-En algún partido hemos utilizado una línea de cuatro. La idea de utilizar el 3-5-2 obedece al análisis que hicimos del Betis antes de nuestra llegada. Pensamos que la situación defensiva del equipo nos estaba penalizando a la espalda de los laterales, sobre todo en ataques por la banda opuesta, y que el tener que salir los centrales a tapar desprotegía también mucho el centro. Eso daba una debilidad defensiva y se tradujo en muchos goles encajados. Cuando te toca entrar en un equipo, que no has planificado ni participado en la pretemporada, a mitad de temporada tienes que buscar soluciones. Luego, los laterales de este equipo tienen unas características ideales para jugar el 3-5-2.

-Partía de la premisa de mejorar atrás y lo consiguió. ¿No cree que ha faltado dar un paso adelante?

-No entiendo qué es dar un paso adelante y no sólo era la premisa de mejorar atrás, son las dos cosas juntas. Para ganar un partido y ser competitivo influyen los goles a favor y en contra. Si tienes un equipo con un tremendo potencial ofensivo, te puedes permitir el lujo de darle menos importancia a lo defensivo y ganar metiendo muchos goles. Los equipos modestos no podemos escatimar nada. Hemos tratado de corregir las debilidades defensivas y optimizar las cualidades ofensivas, estamos generando muchas ocasiones de gol y marcando en casi todos los partidos. Eso no es dar un paso atrás o adelante, que me parece un concepto ambiguo.

-¿Le preocupa que le cuelguen un cartel de técnico defensivo?

-Son las opiniones de cada uno y son respetables. Entre todos los profesionales que nos dedicamos a esto y nos analizamos, esa imagen no existe. Nuestro equipo tiene mucha llegada al área rival y con muchos jugadores. Son etiquetas que se les cuelgan a los jugadores, de defensa o atacante, ése es otro problema. El mejor ejemplo está en el último partido con Rafa Navarro, que metió un gol y dio una asistencia.

-Pero no es lo mismo colocar a Rafa Navarro o a Musonda, por decir un ejemplo.

-No es lo mismo, ¿pero es mejor o peor? Contábamos con Musonda cuando llegamos, pero de entrada nos demostró en los entrenamientos que no mejoraba el nivel de los compañeros y luego decidió marcharse. No hemos tenido la oportunidad de verlo.

-¿Qué le ha costado más trabajo inculcar al equipo?

-Cuando se cambia de sistema a uno que no es tan habitual, se necesita trabajo y más tiempo para que los jugadores se adapten a las dinámicas. Los jugadores han entendido que el sistema nos hacía más competitivos y sobre esa base se genera confianza.

-Su equipo ha enganchado a la grada cuando ejecuta una presión alta. ¿Por qué en algunos partidos eso no ocurre?

-Apretar arriba es una característica de nuestro equipo desde el primer día contra Las Palmas, pero no podemos obviar que los rivales te estudian y tratan de evitar lo que haces bien con un juego directo que genera partidos más divididos. A veces incluso trabajamos dejar descaradamente que los rivales inicien desde atrás, es algo que tiene que ver con la táctica de cada partido. Luego, esos momentos en los que parece que el equipo se desconecta de la afición ocurren cuando los rivales nos generan dominio. La manera de enganchar a la afición, y así lo hablamos en el vestuario antes de los partidos, es con fútbol y volviendo a ser protagonistas.

-Tras el derbi se quejó de la falta de poderío físico de su equipo. ¿Es una cuestión a solucionar el próximo año?

-Para nuestro cuerpo técnico el nivel físico del equipo es importantísimo. Los equipos más poderosos no sólo lo son por la calidad de sus jugadores sino que también se ve una capacidad física por encima de la media. No sólo influye la velocidad, que entiendo que la tenemos bien por las bandas, pero sí tenemos penalizaciones en el juego aéreo por nuestro tamaño. Nuestro centro del campo es con un perfil de jugadores de creación, pero no tienen una presencia física poderosa. Por eso también lo de jugar con tres centrales nos permite estar más protegidos en el juego aéreo en situaciones de balón parado o centros al área. El físico es importantísimo y es uno de los aspectos que podemos mejorar. Es una de las pautas que tenemos en cuenta para la planificación del año que viene. En aspectos que vemos que estamos por debajo de la media trataremos de ponernos por encima.

-El club ha comunicado que no prevé muchos cambios en la plantilla. ¿Cree que tiene una base adecuada?

-Todo el trabajo que estamos haciendo es importantísimo, una base que nos va a servir para el año que viene, sin ninguna duda. Ya nos está sirviendo para éste, no podemos olvidarnos de esta temporada. Tenemos que seguir siendo competitivos y en esa línea de crecimiento que nos están demostrando todos los parámetros que manejamos, que no son sólo los resultados, que están siendo irregulares. Pero estamos seguros de que la regularidad va a llegar.

-¿Pero ve necesario muchos cambios?

-A partir de cuántos es mucho, me da igual. Haremos los que entendamos que sean necesarios.

-Por lo que dice su futuro parece garantizado...

-Creo que sobra hablar de eso. En el mundo del fútbol los entrenadores ya sabemos cómo funciona nuestro trabajo.

-Torrecilla y López Catalán ya lo han manifestado en público.

-Desde el primer día, la coordinación en el trabajo y la comunicación que tengo con la presidencia y todo el equipo de la dirección deportiva es máxima. Compartimos toda la información. Yo no tengo ninguna duda, ninguna duda. No hay que estar recordándolo o diciéndolo. Pero los entrenadores dependemos de los resultados y éstos dependen del trabajo. Por eso lo que hacemos los entrenadores es centrarnos en el trabajo.

-¿Piensa que en esta recta final se juega más usted que el propio Betis?

-Para nada. El equipo está en una situación de crecimiento muy clara.

-¿Tiene en su cabeza el Betis del año que viene?

-Nos gusta ser un equipo versátil y en la situación que hemos llegado, que no era fácil, en muy poco tiempo hemos usado dos sistemas. Nuestra idea de trabajo será ampliar ese abanico y tener un equipo de muchos recursos. Buscamos ser competitivos y nuestro equipo nos lo demuestra. Nos falta regularidad en los resultados.

-¿Le gustaría tener más variedad de recursos?

-Dependerá de la planificación que hagamos y de las posibilidades que nos den jugadores para diferentes puestos. La polivalencia es muy interesante y necesaria para manejar diferentes sistemas. No puedes tener dos plantillas, una específica para cada sistema. No habrá problema y planificaremos una plantilla con esa polivalencia.

-¿Será un equipo que se parezca más a este Betis o al Dépor del pasado año?

-La manera de jugar depende de los jugadores de los que se dispone. El equipo que teníamos en el Dépor nos hacía jugar de esa manera. Al llegar aquí pensamos que el sistema que estamos utilizando es el que más optimiza. Hemos competido muy bien, exceptuando el día de Granada que estuvimos muy por debajo.

-¿Le ha sorprendido la repercusión del Betis una vez vivida desde dentro?

-No, desde fuera ya tenía clara la grandeza de este club en importancia. No me sorprende, tenía esa perspectiva de club grande.

-¿Esperaba ese ambiente crispado en lo institucional?

-Esa información no la tenía en profundidad, sí que tenía el conocimiento de este proceso en el que está inmerso el Betis, esa inestabilidad societaria y obviamente dentro compruebas la realidad de esa situación. Con inestabilidad el rendimiento se ve afectado, no sólo es el ejemplo del Betis. Es más difícil alcanzar un rendimiento óptimo y regular. La inestabilidad genera desunión y para que haya rendimiento se necesita unión. No es mi parcela y no me gusta hablar de ella, pero no escondo que en un ambiente de estabilidad el trabajo es más fructífero.

-¿Ha hablado con los dirigentes en estos días?

-Estoy informado de todas las situaciones que se van dando, pero son temas extradeportivos y no tengo que opinar.

-¿Le preocupa que su discurso en la sala de prensa no transmita lo suficiente?

-Sobre gustos, colores. La forma de ser que tenemos las personas, la coherencia, es que nos comportemos como somos. Yo recibo multitud de comentarios sobre la naturalidad y tranquilidad con la que tratamos todos los temas. Hacemos públicos los mensajes que pensamos que deben serlos, en los momentos que creemos oportunos.

-¿Su hermetismo se debe a que le ha ido bien así o le viene de cuna?

-Todo el mundo tiene su forma de ser y comportarse. No creo que sea hermético, soy reflexivo, no soy impulsivo y no me dejo llevar por las altas emociones que están a la orden del día. Entiendo que es la mejor manera para que mi cabeza funcione. Va con la forma de ser de cada uno. Eso no quiere decir que no haya la máxima exigencia con los jugadores, y ellos lo saben. Cuando hay que dar un golpe en la mesa se hace.

-¿Cuándo decidió convertirse en entrenador?

-Durante la carrera de futbolista no me lo planteé. El amor por este deporte lo tienes. Estuve centrado en mi carrera como futbolista y tras la retirada piensas qué camino seguir. Yo quería estar vinculado al deporte y si podía ser al fútbol, mejor. Es mi pasión. Empecé a formarme, hice curso de director deportivo, entrenador, un máster en gestión de entidades deportivas... Adquirí toda esa formación mientras me aparecía una oportunidad, que surgió para trabajar en el cuerpo técnico de Míchel, al que le estoy muy agradecido.

-Su perfil es de entrenador moderno y no tanto como el de Javier Irureta, uno de los técnicos que tuvo...

-No es que mi perfil sea distinto al de Jabo, al que le tengo mucho cariño. El fútbol va avanzando, no es el mismo hace 15 años, o cuando yo debuté, que ahora. En esa evolución hay que adaptarse a las nuevas tecnologías. Los perfiles de los entrenadores son distintos por la evolución del fútbol.

-¿De qué entrenadores bebió más durante su carrera?

-Me gusta aprender de todo el mundo y prestas atención a todos los que has tenido, hasta los de la cantera. Mi paso por el Real Madrid, desde los 10-11 años a los 19-20 que debuté con el primer equipo, me ha marcado muchísimo, tanto en mis valores como en la forma de ser que me inculcaron. Tengo muchos recuerdos de todos los entrenadores y no sólo los del Real Madrid, donde tuve la suerte de ganar títulos, o el Deportivo, donde jugué semifinal de Champions con un club modesto. Lo he vivido en mis carnes, sé cómo se llega eso y ahora sueño cumplirlo como entrenador.

-La situación de Rubén Castro es extraña cuando siempre se ha hablado de Rubendependencia...

-Desde que estamos nosotros entendemos que no existe. Con él y sin él, hemos ganado, empatado y perdido. Es un dato para demostrar que no tenemos dependencia. Pero no queremos que ningún jugador esté por debajo de su nivel, así podemos aprovecharlo y mejorar el rendimiento del equipo. Para nosotros no hay ningún debate. Juegue quien juegue creemos que son los que está mejor preparados. Los momentos de los jugadores son variables, las rachas, los estados de forma... Trabajamos para que estén en el mejor momento durante el mayor tiempo posible, pero es inevitable que se pase por rachas de acierto, un punto más o menos físico. Hay que tomar decisiones para gestionar bien los minutos, los descansos, el utilizarlos en su momento óptimo...

-Entenderá que se haga extraño ver a Rubén fuera de una convocatoria, como ocurrió para el partido en La Rosaleda, tras 112 partidos seguidos en el campo...

-Es una interpretación que respeto, pero nosotros sabemos el estado físico de Rubén, la edad, las necesidades del equipo, el calendario que hemos tenido en el que nos metieron el partido aplazado... Con toda la información tenemos que buscar lo mejor para el equipo. Ese partido de Málaga es la demostración de que no tenemos dependencia de nadie. Se tomó la decisión de hacer cambios y el equipo hizo un gran partido y se llevó la victoria.

-En el último partido lo cambió por Joaquín y ubicó a éste como segundo delantero...

-Con Joaquín hemos tenido la desgracia de su lesión y recaída, de tenerlo tanto tiempo fuera. De inicio entró con nosotros de segundo delantero, con esa libertad que queremos darle para que se enganche al centro del campo o descolgarse en ataque. Estamos trabajando con nuestros delanteros para que hagan un trabajo de mediapunta. Lo puede hacer cualquiera, tanto Álex Alegría como Sanabria o Rubén, que ya lo hizo ante Osasuna. No sólo trabajar de referencia, sino también echar una mano en las labores de creación.

-¿Confía en que se verá a un Joaquín como el del inicio en esta recta final?

-Estoy seguro de que así será cuando recupere ese punto de ritmo de competición. A un jugador de sus característiscas un parón le viene muy mal. La calidad de Joaquín es indiscutible y cuando esté en ese punto óptimo, lo veremos. Los jugadores que tienen más edad son más susceptibles de sufrir lesiones, por lo que los datos que manejamos sobre el cansancio de los jugadores influyen en las alineaciones para prevenir lesiones.

-Otro nombre propio que ha cambiado su situación es Dani Ceballos...

-Es un jugador en el que tenemos todos muchas expectativas. Ya había demostrado su calidad con el Betis, le había hecho acreedor a ser internacional sub 21, con una proyección tremenda... Desde nuestra llegada el jugador ha dado un paso adelante, pero también ha ocurrido con otros como Pezzella, Mandi, Durmisi, Brasanac, Sanabria, Jonas... Estamos para darles consejo y ayudarlos a que físicamente estén en el mejor momento, ofrecerles consejos tácticos... Dani ha sido muy receptivo, pero la clave es él, que ha dado un paso adelante como también los demás. Quiere decir aquí estoy yo y está aprovechando cada entrenamiento para mejorar, mejorar y mejorar. Ésa es la actitud. Ese mensaje se lo dimos a todos los jugadores a nuestra llegada. El que quiera mejor lo va a hacer, vamos a estar constantemente dedicando nuestro esfuerzo a su mejora. Con ese crecimiento individual más la organización colectiva va a venir el rendimiento del equipo y nos vamos a beneficiar todos. Ya lo hemos vivido antes. Una de las cosas que más nos satisface es que jugadores que vienen con una trayectoria que no han terminado de explotar, como pasó con Lucas Pérez, después de trabajar juntos conseguimos a ayudarle a mejorar el rendimiento del equipo y también que él diera el salto a un gran conjunto. Ésa es una de las tareas de un cuerpo técnico, mejorar los activos de un club.

-¿En qué aspectos puede avanzar Dani Ceballos?

-Puede mejorar en todo: las cosas que hace bien, hacerlas mejor. Hay mucho margen de mejora. Sería aburrido ponernos a detallar cuestiones. El chip que hay que tener es el de querer mejorar y él lo posee. Lo tiene por la edad y por lo que ha pasado antes. Cuando mira hacia atrás en su trayectoria se ha dado cuenta de que es el momento de ser un jugador importante porque tiene potencial para eso. Se ha dicho voy a centrarme en todo lo que me tengo que centrar.

-El cuerpo técnico es joven y la mayor parte de la plantilla, también. ¿Es un aspecto beneficioso para el día a día?

-El ambiente de trabajo es fundamental. Si la estabilidad de un club es importante para el rendimiento, el ambiente dentro de un vestuario es importantísimo. Nos hemos encontrado una mezcla sensacional, entre veteranos, jóvenes y nuevos. Sólo permanecen nueve jugadores del pasado año. Es un proceso de regeneración, de ajustar una plantilla para volver a meter al Betis donde ha dado sus mayores alegrías. Pero es un proceso que requiere tiempo. Cuando se tiene juventud se tienen hambre y ganas de crecer. Nos falta madurez, tenemos tres o cuatro jugadores con experiencia, pero en el espíritu competitivo del grupo falta esa madurez. Y se consigue acumulando experiencia o llevándote porrazos como el de Granada. Eso se mete en la hucha del aprendizaje. Eso va a permitir trabajar sobre una base y darle un empujón de nivel donde entendamos que es necesario.

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