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De rebote, a una gran fiesta en Vigo

  • El Betis, que aspira a ganar dos partidos seguidos, espera sorprender a un Celta de suplentes que viaja en una nube porque aspira... a una final europea

Da igual si el cielo aparece, como de costumbre, entoldado y plomizo en Vigo. El día será igualmente luminoso en la ría pontevedresa. El ambiente festivo lo inunda todo desde el pasado jueves por la noche, cuando el Celta resistió los últimos embates del Genk belga y se coló, por primera vez en su historia, en unas semifinales europeas. La afición tributará a sus héroes un merecido homenaje en Balaídos a eso de las cuatro y diez, cuando comparezcan en la hierba. En ese momento también saltará al prado vigués el Betis. Lo hará de puntillas, como quien no quiere la cosa. De repente, ha sido invitado a una fiesta que ni le va ni le viene. Y precisamente por eso, tienen la ocasión los verdiblancos de enlazar por primera vez en la Liga dos victorias.

El bético se verá impelido a reflexionar sobre el decorado del partido antes de que el vasco De Burgos Bengoetxea ordene que el balón eche a rodar. Un club por debajo en el palmarés histórico, también con mucha menor masa social y menos peso específico que el verdiblanco a todos los niveles, paladea la semifinal de la Liga Europa que lo llevará, además, a hollar el Teatro de los Sueños de Manchester, uno de los escenarios más glamourosos del balompié internacional. Y mientras el Betis de sus entretelas, que respira aliviado porque los tres de la cola son malos hasta decir basta, aspira... a ganar dos partidos seguidos de una vez. Comparación especialmente odiosa. Y dolorosa. Y reveladora.

Por mucho que Miguel Torrecilla se dejara seducir por la magnitud del Betis ante el Celta, también por una mayor soldada, los celestes son hoy más en el plano deportivo que los verdiblancos. Los socios no juegan. Todavía. Y mientras el equipo gallego se ilusiona con estar en una final continental, nada más y nada menos, el equipo heliopolitano ya ve incluso muy lejana la posibilidad de quedar entre los primeros diez de la tabla de la Liga.

La numerosa parroquia bética se volvió a ilusionar el pasado verano con dar ese salto al estrato de los aspirantes a Europa. Pero hoy, el que disfruta de esa bonanza es el enemigo que lo espera al otro lado de la cancha. El Betis no está tampoco este año entre las diez mejores plantillas de España.

El Celta es precisamente el que cierra esa primera mitad de la tabla con sus 44 puntos. A ocho puntos del séptimo, que es la Real Sociedad, se juega hoy sus últimas opciones de regresar a Europa la próxima temporada por la vía de la Liga. Pero el equipo olívico que saldrá hoy distará mucho de su mejor versión. La Liga Europa obliga. Berizzo ha dejado fuera de la lista a Hugo Mallo, Fontás, Tucu Hernández, Iago Aspas y Pione Sisto. Y sentará en el banquillo seguramente a Cabral, Jonny y Wass. El esfuerzo en Bélgica fue mayúsculo, como el de la semana anterior en Vigo, en la ida ante el Genk. Y como la cara B venció 0-3 en Granada, en el partido emparedado en la eliminatoria, el entrenador argentino va a repetir.

Las prestaciones del Betis, siendo limitadas, no son hoy las ínfimas que da el Granada de Tony Adams. Y es de suponer que el equipo de Víctor está más capacitado para sacar provecho de las rotaciones célticas. Aunque en los béticos también faltan titulares habituales como Piccini o Pezzella, y otros jugadores llamados a ser puntales aunque no lo hayan demostrado aún, como son Sanabria y Jonas Martin.

Más que el Betis, que agarró la salvación virtual con su convincente victoria ante el Eibar la pasada jornada en el Villamarín, hoy se juega las papas su entrenador, que afronta una exigente evaluación en los seis partidos que le quedan hasta que la temporada expire. Tendrá que ganar crédito, y mucho, para que los rectores béticos no le quiten las riendas del Betis 2017-18. Tendrá que ganar, pues, muchos puntos. Y los de hoy, analizando el calendario, son de los más asequibles atendiendo al ambiente festivo del entorno y al circunstancial equipo que dispondrá Berizzo.

El preparador bético, si cae, va a caer con sus ideas. Con su defensa de cinco. Con Rubén Pardo como pivote defensivo. Y con Brasanac en lugar de Petros, relegado éste en los planes del entrenador. La mejor noticia para el bético es que los tres jugadores que concentran las mayores dosis de talento, Dani Ceballos, Joaquín y Rubén Castro, están listos para jugar de salida. El utrerano, que estuvo irreconocible en Las Palmas, sí recuperó su nivel habitual ante el Eibar; el portuense fue el faro y guía ante los vascos; y Rubén Castro retorna para aprovechar los resquicios que pueda conceder la inusual defensa céltica.

Balaídos hervirá de gozo para celebrar que su Celta es por fin semifinalista continental, ahí es nada. Ya sólo el Betis no ha disfrutado aún de ese honor entre los 12 mejores clubes del palmarés histórico de la Liga española. Ángel Haro se propuso mirarse en el espejo del Atlético de Madrid para devolver al Betis a la primera línea del escaparate. De momento, que baje los ojos y se mire en el espejo del Celta, por mucho que fichara el pasado verano... a Torrecilla.

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