intolerancia a la lactosa

Abogan por ajustar el consumo de lácteos al nivel de tolerancia individual

La malabsorción y la intolerancia a la lactosa son dos trastornos diferentes que debe diagnosticar un médico. Aunque ambos se relacionan con la lactosa, la malabsorción implica que el intestino no procesa ni asimila bien la lactosa, mientras que la intolerancia se caracteriza por la aparición de molestias o síntomas digestivos originados por esta malabsorción de la lactosa. Tanto la malabsorción como la intolerancia a la lactosa son trastornos muy frecuentes.

Se estima que, en España, un tercio de la población padece malabsorción; por lo tanto, afecta a una de cada tres personas, según indican diversos estudios. También se sabe que la intolerancia a la lactosa es muy común: afecta a entre un 20 y un 40% de los españoles.

Según información lanzada por la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), en caso de sospecha de malabsorción o intolerancia a la lactosa, se deben realizar pruebas diagnósticas adecuadas. "No se debe anular el consumo de lácteos, sino ajustarlo a la cantidad que tolera cada persona. No es una cuestión de todo o nada, a diferencia de las alergias, en que la persona alérgica no puede estar en contacto con la sustancia que le provoca la alergia. En el caso de la intolerancia a la lactosa, lo adecuado es ajustar el consumo de lactosa a la cantidad que cada persona puede tolerar", explica el Ancesc Casellas Jordá, especialista en Aparato Digestivo de la SEPD.

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